Luis Algorri Periodista
OPINIÓN

Maradona en el espacio

Una brecha separó interior y exterior del sistema solar
Sistema solar.
Europa Press
Una brecha separó interior y exterior del sistema solar

Año 2025 de nuestra era. En el planeta Mud (denominación local; nosotros lo llamamos Próxima B, ahí cerca, a 4,24 años luz) se reunía el Consejo de los Mudein, que aquí vendrían a ser algo así como los presidentes autonómicos pero llevándose bien. El Gran Muddun tomó la palabra:

–Os he convocado porque los terrícolas han vuelto a enviar saludos al cosmos. Y esta vez estoy preocupado.

Gestos de extrañeza entre los Mudein. Qué les pasaba ahora a aquellos chiflados. El Gran Muddun pidió al Archivero que pusiese al Consejo en antecedentes:

–Como sabéis, los humanos llevan bastantes años lanzando saluditos al espacio –sonrió el Archivero–. Nosotros los recogemos todos gracias a la Línea 3 del agujero de gusano del Metropolitano de la galaxia, que ellos todavía no saben lo que es y yo creo que está bien así. Empezaron muy bien. Si os acordáis, en los años 70 lanzaron unos cacharros muy primitivos, el Pioneer y las Voyager, que contenían unos discos de oro…

Risas de los consejeros. En Mud, el oro es el material que se usa para empedrar las calles, construir alcantarillas y picar algo entre horas.

–Unos discos de oro, decía, que contenían curiosos dibujos de humanos, un macho y una hembra; muy bonitos, ¿eh? También un mapa de su sistema solar, diversas funciones matemáticas, algunas imágenes curiosas y, esto sobre todo, sonidos. Había gente que saludaba con mucha educación en diversas lenguas y luego música: Bach, Mozart, Louis Armstrong y algunos más. Aquello estaba muy bien, ¿verdad?

Asentimiento general de los Mudein. Sí, aquello había sido interesante. El Archivero prosiguió:

–Luego enviaron mensajes con radiotelescopios. Parecido: descripciones matemáticas, geométricas, trigonométricas; nuevos mapas del rinconcito que ellos ocupan en el espacio, y más música, que era lo mejor.

–Acabamos por convencernos, si os acordáis –intervino el Gran Mud–, de que los humanos eran una especie interesante, culta y muy diversa, a pesar de los problemas que ellos mismos se causan unos a otros. Y empezamos a pensar en enviar una delegación para responder a sus saludos y pedirles algunos discos más, porque la verdad es que lo de Mozart era estupendo. Por eso estoy preocupado. Porque esto último que ha llegado…

Gestos de inquietud entre los Mudein. Una voz: "¿Qué han hecho esta vez? ¿Otro Putin?".

–No… Han enviado un par de botas de fútbol.

Revuelo en la asamblea. El Gran Muddun tuvo que explicar, no sin paciencia, que las botas son una cosa que a los humanos les sirve para ponerse en los pies. Y que solo tienen dos pies, lo cual suscitó carcajadas porque los habitantes de Mud tienen entre 25 y 344, eso dependiendo del nivel educativo. Y que el fútbol, en la Tierra, era una religión que se iba extendiendo poco a poco pero, al parecer, imparablemente.

–¿Esa gente no tenía un dios que se llamaba… Cómo era… Jehovalá, Alacristo o algo así?

–Parece que tenían varios, pero eso era antes –suspiró el Gran Muddun–. Ahora hay indicios de que tienen otro dios que se llama Maradona. Han enviado al espacio un par de botas de fútbol del dios Maradona y dentro hay mensajes de voz, todos en el mismo idioma, en el que le muestran su sumisión, su gratitud y su adoración sin límites. ¿Comprendéis ahora mi preocupación? Ya no envían música ni matemáticas ni trigonometría ni nada. Solo su evidente chaladura por ese tal Maradona, dios que, por lo que sabemos, tiene una mano con la que hace trampas asombrosas. Eso es lo único que parece preocupar ahora mismo a los terrícolas.

El consejo de los Mudein debatió largo rato. El plan era visitar la Tierra y, a cambio de los CD de Mozart y Bach, enseñar a los humanos cómo viajar en el espacio-tiempo, el secreto de la inmortalidad y la perpetua juventud, cómo terminar con las guerras y cómo adelgazar comiendo de todo. Pero decidieron no venir. Era evidente que la especie humana se estaba deteriorando mucho, a juzgar por los mensajes que enviaban al espacio. Así que aplazaron el viaje para otra ocasión, hasta que los terrícolas recuperasen su salud mental. Quizá un par de glaciaciones, tampoco podía durar mucho más aquello del dios Maradona.

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