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La dimisión de Draghi deja a Italia sin rumbo político: elegirá a su cuarto Gobierno en 4 años y con la extrema derecha en auge

Mario Draghi, primer ministro de Italia.
Mario Draghi, primer ministro de Italia.
Carlos Gámez
Mario Draghi, primer ministro de Italia.

Con un tono cansado, pero directo, Mario Draghi gastó su última bala al frente de Italia el pasado miércoles ante el Senado, que se disponía a votar la moción de confianza que decidiría su futuro como primer ministro. Al comienzo de su intervención, su voz resonaba en el hemiciclo con un eco que hacía imposible escucharle con claridad. Para Giuseppe ConteSilvio BerlusconiMatteo Salvini, que ya habían decidido retirarle el apoyo, sus palabras sonaban directamente mudas. Dio varios golpes al micrófono. "Creo que hay algo que no funciona", dijo casi como un presagio. Efectivamente, nada había funcionado.

El objetivo de la moción era recuperar el apoyo del Movimiento 5 Estrellas (M5S) de Giuseppe Conte, que una semana antes le había retirado el apoyo. Ese cambio forzó la dimisión de Draghi, aunque no fue aceptada por el presidente italiano, Sergio Matarella, que le emplazó a comparecer en el Parlamento para explicar su decisión. La crisis política que vive el país desde 2018, con más de tres Gobiernos diferentes, no podía permitirse otro bloqueo más.

Pese al atropellado comienzo de discurso, Draghi terminaría ganando la moción en la Cámara Alta. Los resultados de la votación, sin embargo, señalarían algo muy diferente. No solo el M5S decidió no votar y no apoyar al primer ministro, sino que otros partidos parte de la coalición de Gobierno como son la Forza Italia de Berlusconi y la Liga de Salvini siguieron sus pasos. De los 320 escaños que hay en el Senado recibió 95 votos a favor y 38 en contra. Draghi había perdido la mayoría para gobernar.

Aunque todavía debía pasar por la Cámara de Diputados, la decisión ya estaba tomada. En la mañana de este jueves, tras una breve despedida de treinta segundos, volvió a acudir al Palacio del Quirinal para dimitir. En esta ocasión Matarella la aceptó y diecisiete meses después de haberlo propuesto como la gran solución a la crisis política, Draghi se marcha. 

El secretario general de la Presidencia italiana, Ugo Zampetti, ha indicado en una breve comparecencia que "el Gobierno sigue en funciones para gestionar los asuntos actuales" hasta que se forme un nuevo Ejecutivo. 

Sin tiempo que perder, en la tarde de este mismo jueves, Mattarella ha disuelto el Parlamento, y los colegios italianos ya se preparan para unos nuevos comicios. "El periodo que atravesamos no admite pausa. Espero la aportación de todos", ha dicho el presidente italiano. El Consejo de Ministros ha confirmado que la fecha elegida es el 25 de septiembre.

La derecha y la extrema derecha, a un paso de gobernar

Berlusconi y Salvini ven con buenos ojos la convocatoria de elecciones anticipadas, una opción que desde hace días exige su socia electoral y la líder del partido ultraderechista Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, sola en la oposición y primera fuerza del país según la mayoría de las encuestas

Steven Forti, profesor de Historia Contemporánea en la UAB, considera que una cuestión importante es conocer quién liderará esta coalición. "La regla no escrita siempre ha sido que lidera el partido más votado", reconoce a 20minutos; y aunque añade que "Meloni tiene una gran ventaja en las encuestas", todavía podría verse "una alianza entre la Liga y Forza Italia para presentarse unificados y demostrar que ellos son la primera fuerza". Esto, sin embargo, afirma que es complicado por el poco tiempo con el que cuentan para formalizarlo de cara a las elecciones.

Por otro lado, habrá que sumarle las posibles tensiones internas que vivirán los partidos tras lo sucedido en las últimas semanas. "Las tensiones van a ser bastante agudas, porque la vida política y pública italiana en el último año y medio prácticamente se ha desarrollado en torno a Draghi sí o Draghi no", asegura a este medio Daniel Vicente Guisado, politólogo y autor de Salvini y Meloni. Cómo la derecha radical conquistó la política italiana.

Un ejemplo de ello son los dos ministros del actual Gobierno dimisionario que pertenecían a Forza Italia y han abandonado el partido. El ministro saliente de Administraciones Públicas, Renato Brunetta, se sumó este jueves a la de Asuntos Regionales, Mariastella Gelmini, dos estrechos colaboradores de Berlusconi para quienes el FI ha "abandonado su historia".

¿Tiene opciones el centro-izquierda?

La brecha entre la ciudadanía y la clase política es cada vez más notable. En los últimos días, sindicatos, patronales, numerosas asociaciones de toda índole, miles de alcaldes, médicos e incluso la Iglesia católica habían animado a la continuidad de Draghi. "Si a cualquier italiano le preguntas hace unos días por el culpable de esta crisis todos te señalarían al Movimiento 5 Estrellas", afirma Guisado.

El movimiento 5 estrellas ha perdido desde 2018 la mitad de sus parlamentarios y las encuestas no le dan más de un 12% de intención de voto, por lo que perderían 2/3 de los que obtuvo en 2019. El liderazgo de Conte está muy criticado y sus relaciones con el Partido Democrático han saltado por los aires por haber dado de lado a Draghi.

"Enrico Letta, que es el secretario general del Partido Democrático, ya ha dicho que el pacto entre los dos partidos ya no existe. Está finiquitado. Por tanto, esto lo que nos deja es una coalición de centro-izquierda dividida y muy debilitada", explica el politólogo, que afirma, además, que el sistema electoral italiano podría favorecer más a la derecha

En el mismo sentido se manifiesta Forti, que asegura que "con la actual ley electoral la derecha tiene tal y como están las cosas muchas posibilidades de sacar incluso una mayoría absoluta clara".

Bruselas pone el foco en Italia por los fondos europeos

Las elecciones se producirán en medio de la recepción de los fondos europeos y las elecciones pararan parte de la política nacional hasta octubre. La entrega de los 200.000 millones de euros que recibirá Italia dependerá de haber cumplido con los requisitos y controles que exige Bruselas, por lo que todo este proceso podría ralentizarse. 

Además, tanto la Liga como Hermanos de Italia son partidos muy críticos con Europa. "La derecha, más allá de que sean euroescépticos tampoco son tontos. Hay miles de millones de euros y lo que quieren es gestionarlo ellos", reconoce Steven Forti, que agrega que, no obstante, "habrá que ver si son capaces de cumplir con los requisitos y el calendario que se ha pactado".

Este nuevo terremoto político llega en medio de un incremento de la inflación y con una crisis energética en todo el continente. Sobre esta cuestión, el último acto de Draghi fue cerrar el histórico acuerdo con Argelia para convertir a Italia en su principal comprador de gas. Los italianos cambiarán de Gobierno por cuarta vez en cuatro años, agudizando así la incertidumbre y desidia sobre su situación interna.

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