Abrazarse y/o taparse con la bandera no es exclusivo del nacionalpopulismo, ya sea de izquierdas o de derechas. En Cataluña, hoy, tenemos un ejemplo que es más claro que el agua. Lo protagoniza la presidenta del Parlament y segunda autoridad de Catalunya, Laura Borràs. El escenario, si es necesario que haya alguno, fue el pasado sábado. Unas 400 personas la arroparon en un acto tendente a intentar hacer pasar gato por liebre.

Hay que repetir un millón de veces que la justicia no persigue a Borràs por ser independentista ni la protegida de Torra y de Puigdemont, sino por sus amistades peligrosas y por sus supuestas malas prácticas cuando dirigía la Institució de les Lletres Catalanes. 

Ante tanto populismo barato e irresponsable, a ERC solo le queda una opción: no dejarse llevar por el trumpismo.cat y defender el Parlament, caiga quien caiga"

Pero ya se sabe que la actual presidenta del Parlament cree que las realidades paralelas existen. Así es que en una se ve la Juana de Arco con estelada y en la otra se intuye menos glamurosa: condenada por corrupción. ¡Menuda disyuntiva! Por eso recurren al populismo barato que todo lo camufla y/o justifica sin rubor.

En el acto de desagravio no participó nadie de ERC. Los republicanos ya hace tiempo que han abandonado la poesía y se aplican con prosa medida para conseguir avanzar en la resolución del conflicto político.

No es de extrañar que Junts defienda a Borràs con frases como esta: No hacemos un Parlament “a gusto de las cloacas”españolas.

La deriva hacia el Trumpismo de los exconvergentes es muy preocupante. Aquí tienen otra perla de su “lost in translation” : la mejor manera de prestigiar al Parlament “es obviar su reglamento para evitar que la justicia española decida quién lo preside”. Trump todavía defiende que ganó las elecciones y que los que asaltaron el Congreso animados por él son unos patriotas.

Ante tanto populismo barato e irresponsable, a ERC solo le queda una opción: no dejarse llevar por el trumpismo.cat y defender el Parlament, caiga quien caiga.