Puzle del día

Consejos para ir con el perro a la playa con seguridad y un reto: ¿eres capaz de ordenar las piezas de la imagen original?

Dos perros disfrutan del agua en la playa canina de Pinedo, pedanía al sur de Valencia.
Dos perros disfrutan del agua en la playa canina de Pinedo, pedanía al sur de Valencia.
EFE/Manuel Bruque
Dos perros disfrutan del agua en la playa canina de Pinedo, pedanía al sur de Valencia.

En toda España hay playas a las que se puede ir con perro, si es que  nuestro perro también disfruta con la arena y el agua. A muchos perros no les gusta bañarse y no hay que forzarles. Para tantos otros la playa es un entorno estresante que deberíamos ahorrarles. 

Antes de ir junto al mar con perro es vital informarse bien de la normativa y de si efectivamente los perros pueden estar ahí. Es importante porque es probable que, incluso estando permitido, dependiendo de la playa nos toque explicárselo a vecinos de toalla e incluso a vigilantes o policías locales. Por lo mismo, mejor llevar encima su cartilla al día de vacunas y desparasitaciones.

Una vez decidido dónde, hay que asegurarse de que la salud del animal no corre peligro. Los perros son especialmente sensibles a los golpes de calor por lo que en días de elevadas temperaturas hay que evitar las horas más calurosas y las exposiciones prolongadas al sol; conviene tener siempre agua fresca disponible y sombra en la que se puedan cobijar. Ojo también con la arena, si está muy caliente puede abrasarle las almohadillas. Hay que cuidar sobre todo a los cachorros, a los animales mayores y los perros braquicéfalos o con el morro chato).

Es preciso tener en cuenta que los perros también se pueden quemar al sol. Es más difícil por el pelaje, pero para nada imposible, sobre todo en los canes de pelo corto y color claro. Existen cremas solares específicas para ellos, aunque la sombra, las horas de menos incidencia del sol y estar ratos cortos son los mejores aliados.

Ojo con la basura dejada por humanos que pueda dañarles: cristales, latas, anzuelos… Tampoco hay que dejarles comer arena, que a algunos les da por eso. Y al volver a casa es obligado un baño de agua dulce para eliminar sal y arena, igual que nosotros.

Es muy importante, vital, respetar el entorno y a los que nos rodean. Los excrementos se recogen, igual que se se deberían recoger los restos del bocata, las colillas o las latas. No se debe permitir que el perro excave, corra molestando o salpique a otros, igual que no deberíamos jugar a las palas incordiando o tener a los niños levantando castillos de arena y poniendo crocanti al prójimo.

Sentido común, buen humor, respeto a los demás y comprensión. Para exigir más espacios de convivencia dogfriendly es imprescindible respetar los que ya existen.

Por cierto, los perros de asistencia pueden acceder a todas las playas. Sin excepciones.

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