Entrevista

J. J. Vaquero: "Era más desvergonzado y más social antes de dedicarme al humor"

El humorista JJ Vaquero.
El humorista JJ Vaquero.
GTRES
El humorista JJ Vaquero.

El cómico JJ Vaquero ha regresado a Comedy Central con el Roast de España (domingos a las 22.30 h), el programa de viajes más controvertido y sarcástico sobre los tópicos de cada comunidad autónoma. El humorista recorre Madrid, País Vasco, Mallorca, Extremadura y Castilla La Mancha acompañado de invitados como Taburete y Andrea Levy en Madrid, Robin Food y Anasagasti por parte del País Vasco, Miquel Montoro y La Terremoto de Alcorcón por las Islas Baleares, Berta Collado por Extremadura y Joaquín Reyes y Despistaos por Castilla La Mancha. Además, por primera vez, Vaquero dedicará un programa en exclusiva a hablar sobre la política.

¿Este es su trabajo soñado, ir por ahí viajando de gorra e invitado allá donde va?Es que si solo fuera de gorra... ¡pero es que encima me pagan! Se parece mucho a lo que yo ya hago cuando voy de gira, que es lo mismo, prácticamente. Lo que pasa que en éste se añade que me siento a hablar con gente y que conozco gente, muchas de ellas de las que yo soy fan y otros que me sorprenden. Sí puede ser que este sea mi trabajo soñado.

Dice la promoción: “Así es España y así te lo cuenta JJ Vaquero”. ¿Así cómo, cómo es?Pues Fíjate, muy diversa, es muy diferente. Cuando estás una semana en el País Vasco y otra en Mallorca te das cuenta de que para generalizar con los españoles, que es algo que en los monólogos yo hago muchísimo, hay que buscar puntos muy comunes, porque lo que sí tenemos son puntos muy diferentes.

La gente suele aceptar chistes de todo menos de su tierra y de su madre, prácticamente. A las tierras sí que las ha mentado...Sí, bueno, es verdad, no digo nada de la madre de nadie y por ahí ya salvamos una de las dos cosas, pero de la tierra no me queda otra que hablar...

¿Temía las reacciones?Ya hay una primera temporada en la que, no te miento, antes de que empezar estaba cagado. Pero las repercusiones que fueron asumibles o menos de las que yo había imaginado, con lo cual me quedé muy tranquilo.
En esta estoy más tranquilo, porque creo que el tono es el mismo, aunque desde luego los sitios son diferentes, los chistes son otros, hay unas cosas mejores, otras peores... pero creo que el punto canalla que tiene el programa es el mismo, con lo cual estoy tranquilo.

Roast tiene una acepción que es ‘criticar’. ¿Las críticas con humor las aceptamos mejor?Es que las críticas aceptarlas es jorobado, pero a mí no me gusta la palabra criticar, siempre lo cambio por dar caña. Roast significa también partida, podemos hacer lo que queramos con la palabra, porque en el programa a veces se critica y a veces se alaba. Cuando dices ‘que exagerados son los vascos con la comida’ les estás llamando exagerados, pero ellos se lo están gozando, oyéndolo, entonces, en la misma crítica viene el piropo.

Vale, borremos la palabra criticar...Esa palabra ya que pone contra las cuerdas. Es como si dijéramos que JJ Vaquero va a criticar al País Vasco y piensas “¡qué gratuito, que necesidad”! Si fuese yo vasco, todavía me darían una opción (risas) Yo creo que dar caña es otra cosa diferente porque mi humor se entiende, por lo menos por mis seguidores, como cañero. A la gente que le gusta mi tipo de humor, no les voy a fallar, y a los que no les guste nada a lo que yo hago, ¿qué hacen viéndolos si ya son muchos años? Hay una gran parte de gente que no me conoce y verán el programa porque le llama la atención. Yo creo que el tono lo hemos pillado. Yo en directo, por ejemplo, soy más salvaje, pero creo que el tono está pillado dentro de una crítica cariñosa o de dar caña dentro de ciertos límites y yo estoy cómodo.

Dice que hay mucha gente que no le conoce, ¿cuánto de cierto hay en eso? ¿Es de los que pueden ir al súper a comprar tranquilamente?Puedo ir tranquilamente a comprar al super, sabiendo que va a haber dos o tres personas que me van a gritar desde lejos ¡Vaquerizo! (risas). Eso lo asumo. Ya me empiezan a gritar “¡Mario!” también. Mucha gente viene y dice que eso y yo lo entiendo como un chiste, pero hay gente que viene y dice “Mario, una foto” y dices, “espérate, qué lío tiene en la cabeza”. Puedo ir muy tranquilo por la vida muy, muy tranquilo, pero tengo amigos que no y entiendo que la fama puede ser muy perjudicial si no puedes dar dos pasos por la calle, pero ni de lejos es mi caso. A mí me pasa al revés, si a los días no se me acerca nadie pienso ¿qué está pasando aquí?

¿Le molesta que se le acerquen?De día la gente es muy educada y no es mucha gente la que se me acerca, otra cosa es de noche, con cubatas por el medio, que eso ya hay que ir evitándolo, que me tiran de la coleta. Pero, ¿a quién no se le ha complicado un cubata?

¿Es usted de Valladolid y conocido, ¿Ya es hijo predilecto, tiene una calle o una rotonda o hay previsión de que la haya?Es que he tenido muy mala suerte, porque me han tocado mejores humoristas que yo de la ciudad. A mí me ha ido bien como humorista, pero de repente estás en la ciudad de Leo Harlem, de Álex Clavero y de Nacho García... Lo que pasa que yo hago mucha patria y he hecho una cosa que creo que aquí ha gustado mucho, que es vivir en Valladolid. Eso está guay, no irte a Madrid, creo que esto me ha venido muy bien en mi tierra y por ahí, por haberme quedado, lo mismo, no te digo hijo predilecto, pero lo mismo algún año, cuando ya esté muerto, le ponen mi nombre a algún callejón oscuro en algún barrio.

¿Sabemos reírnos de nosotros mismos en España?Mi monólogo más visto en Internet, se llama Los españoles... nos sabemos reír muchísimo de nosotros mismos, pero cuanto vas limitando el territorio, la Comunidad, la provincia, el pueblo, ahí hay que tener más cuidado, sobre todo si no eres de ese sitio.

¿Qué es lo más peligroso?Con lo que tienes que tener más cuidado es cuando vas a un pueblo y te pones a hacer chistes del pueblo, que es como un resorte, que nos sienta fatal, es que se equivoquen con el gentilicio. Eso lo aprendí haciendo bolos por los pueblos: tienes que saber muy bien el gentilicio y sin dudas, no lo digas, porque como digas el que no es, como tú lo digas mal, por ahí tienes un hoyo casi insalvable.

La temporada pasada le vimos en un camerino-maletero, ¿este año ha mejorado el presupuesto o sigue así?El presupuesto yo creo que es el mismo, pero el camerino maletero ya es una tradición.

¿Y en qué ha notado un cambio?En que he hecho el monólogo para gente sin mascarilla. El público no tenía mascarilla. La mascarilla no deja de ser primero un silenciador del sonido y tapa las caras de la gente, te tapa el gesto. Así que sin ella, ¡qué maravilla!. Qué a gusto, olvídate del presupuesto, el público del monólogo de la segunda temporada no tiene mascarilla y eso para mí lo es todo.

¿Se ha notado mucho el principio del fin de la pandemia, aunque no la hayamos superado del todo?No la hemos superado, pero no es obligatoria la mascarilla en interiores y sí que lo he notado. Lo otro era muy raro, hacer reír a gente con mascarilla... luego lo normalizamos mucho, era algo normal. Pero de mal a bien se va genial y las risas sonaban de nuevo y la primera vez recuerdo que dije ¡Así sonaban, así sonaban las risas en un teatro cuando la gente no lleva la mascarilla!

¿En qué más lo ha notado?Cambia la cara de la gente, la ves sonreír y la sonrisa, te dice “por aquí muy bien, por aquí no”. Cuando me dirijo a una persona y veo que se pone muy seria lo dejo y me voy a otra. Para mí su gesto es muy importante. Si creo que está a gusto y está sonriendo y lo está pasando bien mientras yo me dirijo a ella, yo sigo. En cuanto veo que tuerce el gesto, no, no quiero molestarla. Con la mascarilla saber eso era complicado.

No dudó en quedarse en calzoncillos en 'LOL: Si te ríes pierdes', en el camerino maletero se quedó en calzoncillos, en el 'Roast Battle' que hizo con Dani Rovira le enseñó los calzoncillos... ¿siempre sale de casa con calzoncillos adecuados por si acaso?Todos mis calzoncillos son de mercadillo, todos. No siempre compro en mercadillos, pero los gayumbos siempre son de mercadillo y lógicamente te los tengo que enseñar porque tengo que hacer publicidad a mi gente. Ahora tengo unos que son G&D Gabbana and Dolce. Llegó antes a trabajar Gabbana ese día. Eso son genialidades para mí.

¿Un cómico, un humorista, tiene vergüenza?Cada vez más. Yo creo que era más desvergonzado antes, y más social. Creo que antes de dedicarme a esto profesionalmente yo contaba un chiste en una cena y si hacía gracia bien y si no, no. Pero ahora está contando chistes la gente, y contar yo uno y que no haga gracia... que presión.
Entre humoristas suelo ser yo la persona que se lance, porque creo que soy el menos cómico de los cómicos, pero entre gente que no lo es empieza a haber presión.

¿Eso es porque la gente siempre espera que los cómicos sean graciosos las 24 horas, 7 días a la semana?Claro, pero me imagino que te montas en un coche con Fernando Alonso para ir al pueblo, Fernando coge las curvas normal (risas). Cuando se genera la situación de contar chistes yo soy uno más, pero parece como que yo debería contar un chiste mejor y no tiene por qué. De he hecho, yo tengo un amigo, Quique Camisas, que cuenta los chistes bastante mejor que yo. Y Jesús el Negro también, pero él sí que se dedica a hacer humor en los escenarios. Pero Quique Camisas que no, cuenta cuatro chistes, lo revienta y todo el mundo me mira como diciendo “te toca” y digo “yo no sé hacer eso”.

Volviendo un poco al programa, habéis tenido invitados extremadamente diversos...De eso trata el programa, de hablar con gente muy diversa de un mismo sitio, no, porque si no, nos centraríamos en un mismo tema. El equipo ha conseguido unos invitadazos. Me parece que el nivel es alto.

Me ha llamado mucho la atención ver en esta lista, por las características y el estilo del programa, a Andrea Levy...A mí también me llamó la atención y además que, habiendo un especial de política en la temporada, Andrea Levy fuera para el programa de Madrid, me moló mogollón. La verdad es que pude entrar al Ayuntamiento de Madrid, pude mirar por esa ventana, ver la Cibeles desde arriba y ella, como siempre, no se mordió la lengua, así que la entrevista a Andrea Levy tenéis que verla.

Usted es padre, ¿cómo llevan sus hijos una profesión tan poco habitual como la de humorista o cómico?Es que la tengo desde siempre, para ellas, me refiero, ya tienen 15 y 11 y yo ya era humorista antes de que naciera Aitana, la mayor. Han vivido con eso y lo han normalizado bastante. Sí que es verdad que una vez con Luna hablaron de profesiones en el colegio y ella vino con dudas, y me dijo “papá, cuando me pregunten de qué trabaja mi padre, ¿qué tengo que decir?, y entonces yo dije "di guionista, que suena más estable” (risas).

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