Hubiera sido, quizá, el momento más esperado por todos los asistentes. Y por supuesto por todos los fans: Britney Spears haciendo su entrada este año en la MET Gala con un vestido que, ipso facto, se convertiría en icónico. Porque de alguna forma representaría la nueva libertad de la que no cesa de presumir desde que la obtuvo en los tribunales. Pero no: después de meditarlo mucho, la desechó.

La cantante de 40 años ha revelado a través de su Instagram cómo recibió una invitación de Anna Wintour para que asistiera al famoso evento de moda y que, después de meditarlo y de incluso planearlo, finalmente cambió de parecer. Y, además lo hizo por una razón que ni sus fans se esperaban.

Si hubiese sido por inseguridad, porque prefería continuar con su vida alejada de eventos y de toda la parafernalia del mundillo, porque prefería centrarse en su boda con Sam Asghari o porque en ese momento estaba embarazada se hubiese entendido, pero la razón que ha dado a través de Instagram, donde tiene más de 41 millones de seguidores, es que no quería coger el avión.

En uno de sus ya clásicos vídeos a media altura en los aparece o bien bailando o bien luciendo algún modelito (como en este caso: un vestido rojo con estampado negro mientras juega con uno de sus gatos) la autora de éxitos como Toxic o Womanizer ha descrito brevemente cómo tomó la decisión final.

"Yo iba a asistir a la MET Gala pero al final como que vi mejor darme un buen baño relajante con mi perro y ponerme el pijamita... ¡Es que odio volar en avión!", ha explicado Spears, a quien algunos de sus seguidores han tildado de "icónica" por su decisión.

Britney está hoy por hoy enfrascada en los preparativos de su boda con Sam Asghari, así como en disfrutar completamente de su libertad. De hecho, también este mismo fin de semana ha publicado una de esas fotografías que lleva unos meses posteando y que son un desnudo completo en el que se tapa con emoticonos o con las manos senos y pubis.