Ya se sabe que, en política, sobre todo cuando se está en el poder, las leyes físicas son más o menos ocurrencias, chorradas, vaya, hasta que dejan de serlo. Es decir que, en la vida sin coche oficial, la manzana de Newton cae por la gravedad. En la de sus señorías, la manzana, en vez de caer, sube. Pero tarde o temprano, les guste o no les guste a sus señorías, Newton es mucho Newton y acaban cayendo.

Si uno quiere ser mínimamente objetivo, el espionaje a más de 60 independentistas es una auténtica chapuza y, además, seguramente en una buena parte de los espiados, ilegal.

¿Quién es el responsable? Según se puede desprender de las propias palabras de la ministra de Defensa al justificar que se pueda escuchar, el CNI, es decir, ella misma. ¿Contaban con el pertinente y obligado aval judicial? Ya se verá, supongo.

“Los independentistas no se merecen otra cosa”, oí decir a más de uno. Caña al mono. Y, claro, no pasa nada hasta que pasa.

ERC y otros pidieron la dimisión de la titular de Defensa, Margarita Robles como primer paso para recomponer relaciones y la confianza. Y así andábamos hasta el lunes 2 de mayo.

Veremos si Newton se conforma con la cabeza de Paz Esteban, la directora del CNI, o quiere manzanas más altas en el árbol y con más peso"

En pleno día festivo en Madrid, comparece el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y nos ofrece un giro de guion que ni el más reputado guionista de Hollywood sería capaz de imaginar: “El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Defensa, Margarita Robles, han sido espiados con el programa Pegasus”, el mismo que se utilizó para con los independentistas. 

¡Bravo! Y ahora sí, la maquinaria del estado empieza a andar para investigar quién es o son los culpables de haber espiado a Pedro Sánchez y a la responsable de los espías españoles.

¿Quién ha sido?, ¿Marruecos?, ¿Putin?, ¿Villarejo y sus chicos?

Veremos si Newton se conforma con la cabeza de Paz Esteban, la directora del CNI, o quiere manzanas más altas en el árbol y con más peso.