Sharon Osbourne revela que se sintió "como un cíclope" con uno de sus últimos retoques estéticos

Sharon Osbourne, en 2019.
Sharon Osbourne, en 2019.
Jordan Strauss / GTRES
Sharon Osbourne, en 2019.

Casi siempre ocurre igual: primero dice que nunca más va a volver a someterse a ningún retoque estético, para poco después volver a caer en la tentación de pasar por el quirófano. Pero la última experiencia de Sharon Osbourne con la cirugía puede hacer que se replantee esas recaídas, porque ha tenido que volver a ponerse en manos de un experto para que le arreglase el desastre. Y quizá sí que sea por fin la última vez.

La presentadora y celebrity británica de 69 años calcula que tendrá una media docena de arreglos solo en el rostro, pero fue el penúltimo, que tuvo lugar poco después de su cumpleaños, en octubre pasado, con el que peor se ha sentido: un lifting facial con el que no solo no se veía satisfecha sino que llegó a sentirse como una criatura mitológica.

"En octubre, me hice un estiramiento facial completo, pero me veía como una de esas jodidas momias envueltas enteras con vendas", se ha sincerado la esposa del cantante Ozzy Osbourne al periódico The Sunday Times. "Y además me dolía a rabiar. No te puedes hacer una idea", ha añadido.

Sharon ha incidido precisamente en que a este dolor se le sumaba, precisamente, una sensación incómoda al mirarse en el espejo. "Lo digo en serio, era terrible. Le llegué a espetar al cirujano que esperaba que todo fuera una maldita broma. Un ojo se me quedó distinto al otro. Parecía un cíclope. Lo único que me faltaba era la joroba", ha asegurado Sharon sobre lo cerca que estuvo de ser una de las míticas creaciones de la Universal.

Su propio marido le tuvo que confirmar que lo que se había hecho no tenía buena pinta, por lo que no le quedó más remedio que volver otra vez a quirófano para arreglar el desaguisado en una dolorosa intervención de cinco horas y media. "Me dijo: 'Cueste lo que cueste, se hace de nuevo'", ha rememorado Sharon.

Así, casi siete meses más tarde, Sharon vuelve a sentirse a gusto consigo misma, si bien parece que no ha aprendido la lección. Ya en 2019, tras otra operación, tuvo problemas: dejó de sentir su boca. "Durante la primera semana no podía ni encontrar mi boca. Estaba entumecida y se levantaba de un lado. Me parecía a Elvis. Los niños y Ozzy me decían: '¿Por qué me gruñes?'. Y yo les respondía que no estaba gruñendo, que no estaba haciendo nada", confesó entonces.

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