Rusia ha hecho una gran demostración de su fuerza armamentística este miércoles, tras el lanzamiento de prueba del misil RS-28 Sarmat, también conocido como Satán II, alcanzando un objetivo a 6.000 kilómetros en plena ofensiva en el Donbás ucraniano.

Esta distancia, sin embargo, es solo la mitad de lo que este misil puede alcanzar, pues su rango podría oscilar los 17.000 km, según el país. La OTAN ha designado este misil, que lleva desde 2009 en desarrollo y se presentó en 2018 por primera vez, como SS-X-30 Satán-2.

Hace cuatro años se conocieron los primeros datos de Satán II, pero no se ha concretado hasta hoy, cuando el presidente ruso, Vladímir Putin, ha confirmado el lanzamiento apuntando que este misil "tiene las más altas características tácticas y técnicas y es capaz de superar todos los sistemas de defensa antimisiles modernos".

Putin ha marcado músculo así ante "quienes están tratando de amenazar a nuestro país", según ha dicho este mismo miércoles, "que hará que se lo piensen dos veces", según recoge la agencia rusa Interfax. El líder ruso asegura que puede alcanzar objetivos "tanto en el Polo Norte como en el Sur".

Carlos Gámez

16 cabezas nucleares

"No tiene análogos en el mundo y no los tendrá durante mucho tiempo. Efectivamente, es un arma única que reforzará el potencial militar de nuestras Fuerzas Armadas", ha dicho Putin sobre su nuevo misil, el cual el Ministerio de Defensa ruso asegura que es "el más potente con el mayor alcance del mundo".

Y es que Satán II pesa 208.1 toneladas, mide en torno a 35,5 metros de largo y tres metros de diámetros, y permite alojar hasta 178 toneladas de combustible líquido.

Según los medios rusos, Satán II "puede llevar 10 cabezas nucleares de gran tamaño, 16 más pequeñas". También 15 ojivas termonucleares MIRV o 3 deslizadores hipersónicos Avangard o una combinación de ojivas, deslizadores y medios para penetrar las defensas antimisil.

Estas características hacen que este misil tenga en torno a 40 megatones, lo que le confiere una potencia 2.000 veces mayor que la de la bomba de Hiroshima, lanzada en la Segunda Guerra Mundial, que dejó 150.000 muertos.