Rusia y Ucrania concentran toda su potencia militar en el este para preparar el choque "final" en el Donbás

Un cuerpo, tapado con una manta, en Járkov.
Un cuerpo, tapado con una manta, en Járkov.
ROMAN PILIPEY
Un cuerpo, tapado con una manta, en Járkov.

La guerra es horror, es destrucción y es estrategia. Rusia y Ucrania están concentrando las fuerzas en el este del país para lo que las fuerzas de Vladimir Putin siguen considerando "la batalla final" para darse por ganadores de una invasión que lanzaron hace más de cincuenta días. Kiev se cree esos movimientos y por lo tanto ambos lados están desplegando a sus mejores hombres en el Donbás, cuya ocupación total parece haberse convertido en el objetivo más realista del Kremlin.

Por lo pronto, Mariúpol, además de la imagen más fiel de la desolación, se ha convertido en la primera meta rusa en esa toma del Donbás. Moscú quiere la rendición inmediata de una ciudad que lleva ya muchos días reducida a cenizas, pero que por el momento resiste las ofensivas de Moscú. Su caída significaría un paso adelante para Putin, que quiere tener algo que 'celebrar' el 9 de mayo, cuando se conmemora la victoria de la URSS sobre los nazis. El Kremlin, por tanto, ya va contra reloj en Ucrania.

El relato ruso se ha mantenido casi estable desde que la invasión empezase el pasado 24 de febrero, y las amenazas se repitieron este domingo enfocadas precisamente en Mariúpol. Así de claro fue el Ejército de Putin: las fuerzas ucranianas que no depongan las armas "probaran su destino", aseguró la Defensa rusa en el comunicado, instando a los militares ucranianos a que tomen "la única decisión correcta de cesar las hostilidades", dondequiera que sus "manipuladores" les obliguen a luchar "por las ideas del nazismo".

Ucrania pese a los avisos insiste en que seguirá plantando cara, y todo ello pese a que Kiev considera que Moscú estaría preparando un desembarco naval masivo en territorio ucraniano para recrudecer aún más su ofensiva. El Ministerio de Defensa ucraniano asegura que tras la explosión del buque Moskva en el Mar Negro el Kremlin ya estaría preparando sus represalias. "No descartamos una operación de desembarco. Estamos listos, resistimos, somos conscientes de las amenazas. Para el enemigo, esta es una gran pérdida, tanto financiera como de imagen. Estamos en una guerra híbrida , y el impacto sobre las conciencias también es importante", sostuvo el Estado Mayor ante esta posibilidad.

"El enemigo prosigue sus ataques aéreos sobre Mariúpol, así como en el resto de la región de Donetsk", informaron fuentes militares ucranianas, a través de la red social Facebook. En un mensaje difundido ayer, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, calificó de "inhumana" la situación que se sufre en esa ciudad portuaria y acusó a Rusia de "destruir" todo cuanto encuentra a su paso. El líder ucraniano había advertido ya de que "la eliminación" por parte de Rusia de sus soldados que resisten en Mariúpol implicaría "el fin de cualquier negociación de paz".

Por su parte, Rusia denuncia que las tropas de Volodimir Zelenski se están reforzando con mercenarios. Moscú los cifra en casi 7.000, procedentes, dicen, de más de 60 países entre los que destaca Polonia. "El régimen de Kiev ha atraído a Ucrania a 6.824 mercenarios extranjeros de 63 países", ha anunciado el Ministerio de Defensa de Rusia en un comunicado recogido por la agencia TASS. Desde el Kremlin apuntan a que precisamente estas figuras están destinadas a incrementar la potencia ucraniana en el este. "En su momento ya informamos de que las conversaciones por radio entre las milicias de Mariúpol se llevaban a cabo en seis idiomas extranjeros. En caso de sigan ejerciendo resistencia, todos serán eliminados", sentenciaron.

En este sentido, Putin considera que es el Gobierno de Zelenski el que presiona para que sus militares no se rindan y acusa además al presidente ucraniano de "querer ganar tiempo" para pedir ayuda a la OTAN. "Zelenski ha declarado que Ucrania está dispuesta a debatir con Rusia su renuncia a la OTAN y el estatus de Crimea, pero solo después de que cesen las acciones militares y las tropas rusas salgan del terrritorios ucraniano", escribió el presidente de la Duma (el Parlamento ruso) en su cuenta de Telegram. Asimismo, apoyó el porqué de la ofensiva rusa sobre Ucrania en que precisamente Zelenski "se desdijo de los compromisos" adquiridos por su país, en referencia a los Acuerdos de Minsk, firmados en 2015.

Pero Zelenski no cede. El presidente ucraniano aseguró que no cederá ningún territorio a Rusia para que frene la guerra y reconoció la importancia estratégica del Donbás para que las fuerzas de Putin no avancen después hacia otras zonas. "Ha habido muchos muertos. ¿Quién termina pagando por todo esto? Ucrania. Solo nosotros", sostuvo en una entrevista a a CNN. "Miren lo que ha pasado en Bucha. Está claro que no es ni siquiera una guerra. Es un genocidio. Simplemente matan a gente. No a soldados, a gente. Disparan a la gente en plena calle. Había cadáveres en las calles", añadió, haciendo suyas las palabras del presidente de EE UU, Joe Biden. En ese escenario, el primer ministro ucraniano, Denis Shmigal, espetó que sus militares "van a luchar hasta el final".

Ataques y más víctimas

El frente bélico, con todo, se mantiene muy abierto, todo lo contrario que la vía diplomática. Esta lleva muchos días en punto muerto pese a los esfuerzos por ejemplo de Turquía para avanzar en las negociaciones. De momento, no hay (ni se prevé) fumata blanca en forma de acuerdo y Ucrania recuerda que no se ha reunido con Rusia al más alto nivel desde "hace semanas". Tal es la crudeza de la situación que este domingo uno de los ataques rusos afectó a la misión de la asistencia humanitaria de la ONG World Central Kitchen, fundada por el chef José Andrés. Cuatro participantes resultaron heridos como consecuencia de un ataque contra un restaurante en la ciudad de Járkov, en la que además murió una persona no afiliada con la organización, según informó su director, Nate Mook. "Los ataques rusos contra edificios civiles, mercados, iglesias, etcétera, deben terminar", imploró el propio José Andrés en un vídeo.

Y es que el Ejército ruso se ha cebado especialmente el domingo con Járkov y sus alrededores. Entre esta ciudad y Dergachi hubo al menos cinco muertos y decenas de heridos en diversos bombardeos, según el responsable de la Administración Regional Civil-Militar de Járkov, Oleh Sinegubov. Los tres fallecidos son civiles y entre los heridos hay al menos tres niños, según ha informado Sinegubov y recoge la prensa ucraniana. Sinegubov hizo de hecho un llamamiento a los vecinos de Járkov y el resto de la región para que no salgan a la calle si no es por extrema necesidad y ha pedido evitar las concentraciones de gente.

"El enemigo no puede acercarse a Járkov. Nuestras Fuerzas Armadas resisten y están avanzando en algunas zonas. Por eso los rusos tienen que recurrir a un vergonzoso bombardeo contra barrios residenciales", expresó Sinegubov. Las ofensivas del domingo se unen a las que se dieron el sábado también en Járkov. Ya entonces se dieron al menos diez muertos y 35 heridos tras un bombardeo ruso en un área industrial de la ciudad.

El enemigo no puede acercarse a Járkov. Por eso los rusos tienen que recurrir a un vergonzoso bombardeo contra barrios residenciales

Lo que también sigue aumentando es el número de víctimas. La Fiscalía de Menores de Ucrania ha denunciado que 202 niños han muerto y 361 han resultado heridos en ataques perpetrados por Rusia desde el comienzo de su invasión del país. Kiev, Donetsk y Járkov son las ciudades más afectadas. Ante esta situación, la Unión Europea anunció este domingo la asignación de 50 millones de euros adicionales en "en fondos humanitarios para ayudar a las personas afectadas" por la guerra. La cantidad, eso sí, se repartirá entre 45 millones para proyectos humanitarios en Ucrania y cinco millones de euros para Moldavia, que acoge a cerca de 420.000 refugiados que han huido ya del conflicto.

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