La ciudad de Kramatorsk, capital del óblast (región) no ocupado de Donetsk, llevaba días abarrotada de ciudadanos en busca de una vía de escape. El alcalde Oleksander Honcharenko calcula que entre 4.000 civiles (en su mayoría ancianos, mujeres y niños) esperaban en la estación ferroviaria de la ciudad cuando dos misiles rusos impactaron contra ella dejando al menos 40 muertos y 87 heridos.

Kramatorsk tiene al rededor de 165.000 habitantes y se sitúa al norte de Donetsk, a 20 kilómetros de Sloviansk y unos 100 kilómetros de Izyum, donde Rusia libra duros combates con la resistencia ucraniana.

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Las tres ciudades forman parte de una línea de acceso y salida del Donbás. El ejército del Kremlin, que planea una ofensiva a gran escala en la región, considera prioritarios los avances hacia Sloviansk, con lo que controlar Kramatorsk será importante para un posterior despliegue a Donetsk.

Vía de escape

Por otro lado, el asentamiento es igualmente importante para los civiles ucranianos que, advertidos por el Estado ucraniano, tratan de huir de las autoproclamadas repúblicas independientes. 

Irina Verschuck, entre otros representantes del Gobierno ucraniano, instó esta semana a los ciudadanos del Donbás a evacuar la región de forma inmediata para “no arriesgarse a la muerte”.

En consecuencia, los habitantes del Donbás llevan días huyendo en masa de lo que se ha convertido en el principal objetivo del Ejército ruso. Muchos de ellos han visto frustrado su exilio durante la mañana del viernes cuando los dos misiles rusos han caído sobre la estación, dejando una nueva fotografía de la crueldad de esta guerra.