Juno House, más que un club de mujeres emprendedoras

  • La iniciativa, que ya cuenta con 300 afiliadas, es un espacio conciliador de la vida personal y profesional de las socias.
  • El edificio histórico La Farinera de Aribau acoge esta sede del talento femenino.
Vista del interior de uno de los espacios de Juno House.
Vista del interior de uno de los espacios de Juno House.
Maria Almenar
Vista del interior de uno de los espacios de Juno House.

Algo lleva cociéndose en los últimos meses en el emblemático edifico La Farinera de Aribau construido en 1915 y situado en el barrio de Sant Gervasi. Es como una olla que hierve a fuego lento y cuya tapadera se balancea levemente sin mostrar su contenido. El ruido intermitente de los taladros, las idas y venidas de los operarios, los muebles abrigados aún con sus fundas de plástico, el olor de pintura recién estrenada… 

Se respira una especie de caos ordenado que indica el inicio de un suceso notorio, y en el que se suma un desfile constante de mujeres de profesiones y edades dispares que, armadas con sus proyectos personales, escuchan, evalúan e imaginan entre las salas que se van estructurando para concebir el nacimiento de un proyecto que las unirá a todas

“Quería crear bajo un mismo techo un punto de encuentro que favorezca la colaboración y la conexión entre mujeres”

La criatura se llama Juno House -cuyo nombre homenajea a la diosa romana del matrimonio, la fertilidad y la familia- y se presenta como el primer club de Barcelona concebido por y para la mujer actual. “Juno House es mi tercer hijo”, dice Natalie Batlle, una de sus fundadoras. 

Una metáfora que utiliza para explicar como la idea del proyecto le vino a raíz de la maternidad -es madre de un niño y una niña de 3 y 1 años- y las posteriores dificultades de conciliación: “Quería crear bajo un mismo techo, espacios dinámicos que permitan el desarrollo personal y profesional, así como un punto de encuentro que favorezca la colaboración y la conexión entre mujeres”, aclara Batlle.

Estos son los pilares del nuevo oasis urbano del talento femenino: mejorar la conciliación de la vida personal y profesional, y crear una comunidad entre mujeres de varias disciplinas donde conecten, crezcan y hagan proyectos conjuntamente.

La filosofía de Juno House se basa en el principio de colaboración por encima de la competencia. En este aspecto, se habla del término W2W (Woman to Woman) que apoya empresas lideradas por mujeres y actúa como plataforma de lanzamiento de las integrantes: “Somos como una especie de hada madrina porque nos ayudamos a acompañar y lanzar cada uno de los proyectos”, añade Batlle.

Interior del edificio remodelado de La Nave
Interior del edificio remodelado de La Nave
Maria Almenar

Con una inversión de 2 millones de euros, Juno House cuenta con más de 1.400 m² distribuidos en dos grandes espacios diferenciados: el edificio de La Farinera de cinco plantas destinado a potenciar el crecimiento, la conciliación familiar y el bienestar con servicios de fitness, nutrición, beauty bar, meditación y áreas family-friendly para los hijos e hijas de las socias; y la Nave, una sala de más de 800 m² dedicados al desarrollo profesional e impulso de negocios con salas de reuniones, mentoría, cabinas de videoconferencias y podcasts, biblioteca y tienda en formato pop up. Este espacio business también contempla una acogedora zona de ocio y relajación para comer, tomar cócteles y realizar cenas privadas, gracias a los servicios de cafetería, restaurante y terraza propia

Natalie Batlle, Liana Grieg y Eva Vila-Massanas son las fundadoras de Juno House
Natalie Batlle, Liana Grieg y Eva Vila-Massanas son las fundadoras de Juno House
Maria Almenar

Juno House se gestó entre Nueva York y Barcelona de la mano de tres mujeres emprendedoras: Natalie Batlle, Liana Grieg y Eva Vila-Massanas. Ellas son la piedra angular de este hub femenino: “Nos nutrimos del apoyo, la motivación y la perspectiva de cada una de nosotras”, detalla Batlle. 

El club funciona con el modelo de membresía y hay un comité que evalúa las nuevas incorporaciones. A fecha de hoy, Juno House ha recibido más de 900 solicitudes de inscripción y ya cuenta con las primeras 300 socias, que pagan una cuota de 100 euros, aunque varía en función de los servicios solicitados. 

Las integrantes se llaman Juno Woman y creen en el poder de la innovación, la creatividad y la generosidad, al compartir conocimiento y establecer sinergias entre ellas.

Anjalina Chugani, cocinera y divulgadora de raíces indias.
Anjalina Chugani, cocinera y divulgadora de raíces indias.
Maria Almenar

Una de estas Juno Woman es la cocinera y divulgadora gastronómica de raíces indias, Anjalina Chugani, editora del libro de cocina ‘Soul Spices’: “Siento la necesidad de crear una nueva red de conocimiento entre mi tribu de mujeres cercanas y las nuevas personas que pueda conocer”. 

Hace ocho años, Chugani decidió crear un negocio gastronómico para acercar la cocina india y su estilo de vida a la población barcelonesa. “Entonces este tipo de comida tenía mala fama y yo le quería aportar el toque moderno y actual que se merecía”, recuerda de sus inicios del que destaca que se sintió sola. 

“Siendo mujer extranjera, sin contactos, sin equipo y en un mundo masculino tuve que romper muchas barreras, pero me lo tomé como una lucha personal”.

“Siendo mujer extranjera, sin contactos, sin equipo y en un mundo masculino tuve que romper muchas barreras, pero me lo tomé como una lucha personal”. Como Juno Woman, Anjalina tiene claro sus objetivos: “Me gustaría impartir charlas sobre la diversidad, talleres gastronómicos o un showcooking para acercar mi cultura a las demás socias”, concluye.

Jana Robles, fundadora de Born Rosé.
Jana Robles, fundadora de Born Rosé.
Maria Almenar

Quien también busca compartir conocimientos y sinergias con otras emprendedoras es Jana Robles, fundadora de Born Rosé: “En Barcelona faltaba un punto de encuentro entre mujeres que buscan la inspiración y la conexión con otras profesionales de sectores distintos”, asegura. 

Tras muchos años viviendo en el extranjero en ciudades como Washington, Shanghái y Ámsterdam, Robles volvió a su ciudad natal para fundar una marca de vino nativa digital con el objetivo de encapsular el espíritu de Barcelona en una botella. 

“En Barcelona faltaba un punto de encuentro entre mujeres que buscan la inspiración y la conexión con otras profesionales de sectores distintos”

Ahora, esta amante del vino rosado, ya sabe cómo aprovechar las instalaciones de Juno House: “Quiero traerme conmigo a mi hija de un año para que esté en el espacio infantil, mientras yo puedo intercambiar experiencias y organizar catas con el resto de las Juno Woman”.

Aunque se han programado ya las primeras actividades, Juno House abrirá las puertas oficialmente el próximo 1 de abril y su fundadora no descarta implantar el mismo modelo de negocio en otras ciudades europeas que ya han mostrado interés como Berlín o Lisboa. 

“Me gustaría que Juno House de Barcelona fuera la punta de lanza de algo mucho más grande que uniera a todas las mujeres del mundo”, confiesa Batlle. De momento, la red se ha empezado a tejer.

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