Eric Zemmour será candidato a las presidenciales francesas de 2022 y buscará 'suplantar' a Le Pen

Eric Zemmour.
Eric Zemmour.
EFE
Eric Zemmour.

Estaba claro, era un secreto a voces, pero solo faltaba la oficialidad y llega este martes: Eric Zemmour será candidato a las elecciones presidenciales francesas de abril de 2022. El intelectual y polemista galo ha estado semanas deshojando la margarita pero finalmente da el paso en un contexto en el que su imagen empieza a deteriorarse, aunque aguanta el tipo en los sondeos. ¿Su objetivo? Arrebatar a Marine Le Pen el voto más cercano a la derecha radical y poder competir en segunda vuelta contra Emmanuel Macron. Pero no lo tendrá fácil.

En su discurso, dado desde una biblioteca con aires de Charles de Gaulle en 1918, el polemista aseguró que no es tiempo "de reformar Francia", sino de "salvarla". Zemmour ha acusado a "la derecha y la izquierda" de haber "mentido" al pueblo francés, lo que habría llevado al país "por el camino funesto del declive y la decadencia". Trató de situarse cerca de los ciudadanos más desencantados. "Como vosotros, yo ya no confío (en los políticos) y he decidido asumir nuestro propio destino. Asumo que ningún político tendrá el valor de salvar al país del destino trágico que le espera", ha añadido.

Zemmour, con una larga carrera ejerciendo como periodista y columnista en el diario Le Figaro, ha sido juzgado por delitos de odio y pregona un discurso xenófobo, racista, machista y nostálgico de la dictadura de Vichy. Es lo que en el lenguaje político se considera un 'outsider' (alguien que no ocupa un puesto en primera línea y de repente irrumpe), una etiqueta que ha sido otorgada también en los últimos años al expresidente de EE UU Donald Trump.

Durante las últimas semanas su popularidad parece ir a la baja. Llegó a situarse en algunos sondeos en segunda posición con un 17% de los votos y ahora ha vuelto a caer al 14%, con Marine Le Pen por delante. La candidata de Reagrupación Nacional (antiguo Frente Nacional) es la gran rival de Zemmour, a pesar de que él centre sus críticas en Macron.

El polemista ha llegado para reventar aún más un discurso político francés ya viciado por las luchas para apropiarse de los valores de la República. Macron busca una amplitud que incluye tintes nacionalistas y giros hacia la derecha, sobre todo en materia de seguridad, pero Zemmour quiere ir más allá: habla de una Francia más "pura", y su mensaje es nativista y populista. Tanto es así que ya ha sido juzgado por delitos de odio, debido a comentarios racistas y de discriminación hacia los musulmanes.

Además, es defensor de la conspiranoica teoría del "gran reemplazo", bajo la cual se cree que Francia (u otros países) están siendo sometidas a una sustitución cultural de los valores y la sociedad actual por las tendencias de la religión musulmana. La solución, para Zemmour, pasa por expulsar a los musulmanes del territorio galo. Este es un planteamiento que también recoge, por ejemplo, el escritor Michel Houellebecq en su novela Sumisión.

Zemmour llega para, además, romper del todo el eje izquierda-derecha en la política francesa. Ya se resquebrajó en 2017, y ahora esa ruptura se hace todavía más clara. El voto va entre liberalismo, representado por Macron, y nacionalismo, con el propio Zemmour y Marine Le Pen. Entre ellos dos estará la batalla principal para los comicios de abril. El actual presidente tiene el camino del centro despejado y deja a sus lados dos luchas encarnizadas. 

La derecha tradicional de Los Republicanos, que seguramente tenga como candidato a Xavier Bertrand, tendrá que buscar también su hueco mientras que la izquierda sigue dividida en tres. Los Verdes con Yannick Jadot, los socialistas con Anne Hidalgo y Francia Insumisa con Jean Luc Melenchon siguen con opciones muy mínimas de competir. La carrera hacia el Elíseo ha comenzado y Zemmour quiere correrla.

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