Miguel Bosé se abre en canal en 'El hijo del capitán trueno': "Jamás me atreví a hablar de lo mal que lo estaba pasando"

  • Publicamos un extracto del libro autobiográfico, que saldrá a la venta el 10 de noviembre.
  • El cantante se libera de prejuicios y hace un viaje por sus memorias, plagadas de luces y sombras.
Cubierta del libro de Miguel Bosé 'El hijo del capitán trueno'.
Cubierta del libro de Miguel Bosé 'El hijo del capitán trueno'.
ESPASA
Cubierta del libro de Miguel Bosé 'El hijo del capitán trueno'.

Libre de prejuicios y más sincero que nunca. Este es el Miguel Bosé que podrá leerse en El hijo del capitán trueno, el libro que el cantante publicará el próximo 10 de noviembre y que recoge sus memorias, editadas por Espasa. La obra empieza como un cuento: "Unos niños perdidos a merced de un padre todopoderoso, acostumbrado a que su voluntad fuera ley, y una madre arrolladora de belleza legendaria", avanza en un comunicado la editorial, refiriéndose al torero Luis Miguel Dominguín y a la actriz y modelo Lucía Bosé.

A través de las páginas, el lector asistirá a capeas taurinas con Sofía Loren y Carlo Ponti, Deborah Kerr, Claudia Cardinale o John Wayne; así como también conocerá a José Mercè de niño, asistirá a fiestas con la familia González Flores y navegará con la mismísima Romy Schneider. Lo cierto es que el intérprete siempre se ha sentido muy conectado con la lectura y la escritura, tal y como avanza en sus memorias al mencionar, en varias ocasiones, su 'Diario de África'. 

Compartimos un extracto de El hijo del capitán trueno en el que el artista viaja hasta su niñez, cuando, a los diez años, viajó a Mozambique con su padre para irse de safari. "Jamás me atreví a escribir sobre lo mal que lo estaba pasando, ni sobre el trato que recibía de mi padre, ni mucho menos sobre mi enfermedad. Me daba terror que mi madre se enterara de todo aquello al leerlo y a la vuelta hubiese bronca o discutieran por mi culpa. Eso era algo que no quería", recuerda.

De aquellos días Bosé recuerda el miedo y la enfermedad, así como la tozudez y el desapego de su padre. "Mi madre le echó de casa nada más llegar de África y le dijo que no quería verle en el resto de sus días, y que si al niño le pasaba algo, le pegaría dos tiros. ¿La otra verdad? Que no se curó solo. En la finca le esperaba su prima Mariví, la Poupée, para bien cuidar de él". Las luces y sombras de su infancia le dejarán huella para el resto de su vida, marcada por el éxito y la crisis.

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