Aún presente todavía en nuestra memoria, lejos queda ya el famoso incidente del mítico Keith Richards con un cocotero en las paradisíacas Islas Fidji. Corría 2006 y el viejo Keef se encontraba de vacaciones en Suva, en el lujoso resort Wakaya Club -muy popular entre celebrities del calibre de George Clooney y Tom Cruise-, cuando decidió trepar a una palmera ("buscar cocos es muy habitual en estas islas", argumentó el guitarrista) para, acto seguido, caer desde una altura de cinco metros y regalarnos una de las anécdotas del verano.

Los Stones siempre han sido unos tipos duros, y su edad no es óbice para cometer todo tipo de tropelías (ya se sabe que quien tuvo, retuvo). Afortunadamente, Sir Mick Jagger se ha tomado las cosas con bastante más sosiego en los últimos años y, aparte de desvivirse por ser investido caballero del Imperio Británico, también le ha dado por convertirse en un exitoso empresario del sector turístico.

Rincones favoritos

A diferencia de su Glimmer Twin, a Jagger no le va hacer el Tarzán. En vez de eso, nos invita a relajarnos en uno de sus rincones favoritos: Mustique, una isla caribeña de 1400 acres. Y, de paso, nos brinda su propia casa en alquiler.

¿Quiere usted dormir en la cama de los morritos más famosos del rock? Ningún problema, si es que dispone de los medios económicos necesarios para ser inquilino de tan célebre casero. Rodeada de playas de arena blanca, cálidas aguas color turquesa y cocoteros para ´hacer el Richards´, la villa de Jagger dispone de seis habitaciones para diez invitados, un servicio compuesto por seis personas y todo tipo de atenciones.

Un lujo al alcance de muy pocos, con carácter exclusivo y excusa melómana. Y es que parece que en los últimos años, todo lo relacionado con los autores de Exile On Main Street se ha convertido -más que nunca- en una marca registrada que vende cualquier cosa relacionada con su mito. Se agradece el gesto, pero entre la pecuniaria ambición del vocalista y la actitud de pirata canalla de Richards (diferentes tipos de satisfaction), nos quedamos con el segundo.