Triunfo ciudadano en Barcelona ante la proliferación de supermercados fantasma, que se distinguen de los tradicionales en que están cerrados al público y solo venden mediante 'apps' de compra a domicilio. Después de las quejas de la Asociación de Vecinos de Sant Ramon, en Les Corts, ante la posibilidad de que la multinacional turca Getir abriera uno en un local que tiene en el número 54 del pasaje de Xile, la compañía ha decidido no hacerlo.

La empresa ha informado a través de un comunicado de que "tras mantener diferentes encuentros" con el Ayuntamiento de Barcelona y con la entidad vecinal, "para valorar el mejor uso posible y la mejor integración de su nuevo local", lo empleará para poner en marcha "un centro de formación interna".

Este será exclusivo para el "personal de la compañía" y "no llevará a cabo actividad comercial como tienda, ni tendrá tráfico de repartidores o logístico a su alrededor". 

"De este modo, su puesta en marcha no supone ninguna interferencia ni riesgo con las características y centros colindantes de esta zona semipeatonal", ha apuntado la multinacional.

Fuentes de la compañía han lamentado que los vecinos "desde el pasado viernes saben que el lugar no va a ser utilizado como supermercado, pero aún así siguen convocando a manifestarse".

Este martes 26 de octubre tienen previsto iniciar una marcha en la esquina del pasaje de Xile con la calle del Cardenal Reig, a las 19:30 horas, ha contado Andrés Quílez, presidente de la asociación. "Todavía no nos fiamos. Queremos ver que han presentado la licencia para abrir un centro de formación", ha argumentado.

La entidad, ha contado, ya ha recogido "entre 1.500 y 1.800 firmas" contra la apertura del supermercado fantasma. La principal preocupación de los vecinos es que como consecuencia del movimiento de los 'riders', crezca el tráfico en este pasaje "protegido" y "estrechito" de casas bajas, con dos guarderías y "preferencia para los peatones". Calculan que el súper podría gestionar entre 700 y 1.000 pedidos al día", dice Quílez, que considera "imposible" que los repartidores respeten el límite de velocidad de 20 kilómetros por hora si tienen que hacer entregas en 10 minutos.