Los cocineros de las residencias oficiales de la reina de Inglaterra deben dar lo mejor de sí mismos para impresionar a la monarca. Y si algún plato no está a la altura, podrían arriesgarse a recibir una nota de Isabel II expresando su disgusto, con un poco de su humor en una buena medida.

Al parecer, eso es lo que sucedió cuando la reina descubrió, tal y como recoge el diario The Mirror, algo bastante desagradable en su ensalada.

Según este medio, la monarca arrancó una página del libro de comentarios que debía usarse para transmitir su agradecimiento, o disgusto, al chef después de cada comida.

Y en esta ocasión, colocó una babosa muerta en la página antes de escribir "Encontré esto en la ensalada, ¿podrías comértelo?", antes de enviar el mensaje a las cocinas.

Pese a su posición, se sabe que la reina tiene gustos más o menos modestos para la comida. Isabel II selecciona sus comidas de un libro encuadernado en cuero rojo elaborado por el chef real. Marca sus elecciones con lápiz, tachando platos que no quiere y escribiendo sugerencias.

Durante la semana, se despierta a las 7:30 y recibe una taza de té Darjeeling de su camarera, que bebe mientras escucha el programa Today de Radio 4. En su mesa de desayuno, los cereales se presentan en recipientes tipo tupperware. También le gusta el yogur y las tostadas con mermelada, a veces arrojando las cortezas a sus amados perros.

Para el té de la tarde, generalmente a las 16:00, toma una selección de sándwiches con la corteza cortada y pasteles que incluyen chocolate, jengibre y pastel de frutas.

La cena suele ser un plato de caza o pescado de una de las propiedades reales, y de postre, a la reina le encantan los melocotones blancos del invernadero del castillo de Windsor.