Desde que se estrenó Drag Race España, Arantxa Castilla-La Mancha es una de las concursantes que más ha llamado la atención, no solo por su gracia natural o por sus múltiples referencias a Hannah Montana, sino también por lo sincera que ha sido en sus redes sociales.

La concursante extremeña -sí, extremeña a pesar de su nombre- ya explicó lo difícil que fue para ella sobrellevar la emisión del concurso a causa de los haters que la culpaban de algunos sucesos que ni siquiera estaban en su mano.

La drag queen aseguró que estaba deseando que se emitiera el programa en el que la expulsaban para dejar de recibir críticas. Sin embargo, finalmente pudo reponerse y continuar con su carrera y mantener su exposición pública, pues actualmente actúa en el Gran Hotel de las Reinas y colabora en las redes sociales de Netflix.

Sin embargo, no es el primer momento complicado que ha vivido Arantxa, tal y como ha explicado en su Twitter: "El verano de 2020 decidí dejar el drag. No era capaz de disfrutar de ello. Tenía mucho dolor dentro, y solo era capaz de expresarlo a través de mis actuaciones".

"Eso hizo que siempre que subiera al escenario, me doliera cada vez más. Hasta que llegó mi punto y final", aseguró. "Guardé mis pelucas, mi maquillaje y casi tiré mis trajes".

Pero está claro que el mundo del drag no iba a salir así como así de su vida, y se sumó rápidamente a un nuevo proyecto con algunas amigas suyas. "Un show drag en vivo las 6 juntas donde no hay que seguir 'la norma', Drag Reign Live".

"Subí a ese escenario y, de repente, ya no había dolor. Fue raro al principio, pero según avanzó la noche me di cuenta de que algo había cambiado en mí. De repente, el drag era familia", explicó.

Junto a Diamante Merybrown, Dita The Vain, Víctor Gofer, Luna la Bruja y Satine Fansy, Arantxa Castilla-La Mancha creó estos eventos virtuales que nacieron en pandemia y que ya cumple un año, la mejor manera de hacer que el arte drag llegue a todas las pantallas.