Los abrazos vuelven a las residencias de mayores un año y medio después: "Es un día lleno de emoción para todos"

Juan Guerrero, de 77 años, con su tía Estrella García, de 95, este lunes en la residencia San Camilo de Tres Cantos.
Juan Guerrero, de 77 años, con su tía Estrella García, de 95, este lunes en la residencia San Camilo de Tres Cantos.
Jorge Paris
Juan Guerrero, de 77 años, con su tía Estrella García, de 95, este lunes en la residencia San Camilo de Tres Cantos.

La casualidad ha querido que el 95 cumpleaños de Francisca Cardiel coincida con el primer día de relajación de las restricciones en las residencias de mayores de la Comunidad de Madrid. Tras más de un año y medio de limitaciones obligadas ante el riesgo de contagio de Covid-19, el mejor regalo de Francisca ha sido "un achuchón" de Inmaculada, una de sus hijas. Porque desde este lunes  vuelve a permitirse el contacto físico en estos centros, así como las visitas sin límite, ni de número ni de duración. 

"Hoy no me duele nada", afirma Francisca desde una de las salas de visita de la residencia San Camilo de Tres Cantos, donde reside desde 2017, a modo de resumen de lo especial de esta jornada. "¿Ni la rodilla?", pregunta sorprendida su hija, tan emocionada o más que ella por poder abrazar a su madre en el día de su cumpleaños. "Ni la rodilla", zanja la anciana tras abrazar a su hija Inmaculada, un abrazo breve, con mascarilla y sin contacto entre las caras, como establece la norma fijada por Salud Pública.

Tras este primer contacto, Francisca ya cuenta las horas para poder volver a abrazar al resto de sus hijos. Aunque no vaya a ser posible en el día de su 95 aniversario porque viven fuera de Madrid, la visita de los hermanos de Inmaculada, con sus correspondientes abrazos, no se hará esperar. Y en el momento de que se produzcan esos encuentros se harán sin necesidad de cita previa y sin límite de familiares ni de duración.

Estas nuevas condiciones suponen un cambio considerable respecto a la regulación que había hasta ahora. "Solo nos dejaban venir una hora tres días a la semana, habiendo gestionado una cita previamente y solo una persona. Somos cuatro hermanos y nos turnábamos para venir a verla", detalla Inmaculada Mateo. 

Francisca Cardiel, de 95 años, junto a su hija Inmaculada Mateo, este lunes en la residencia San Camilo.
Francisca Cardiel, de 95 años, junto a su hija Inmaculada Mateo, este lunes en la residencia San Camilo.
Jorge Paris

Juan Guerrero, de 77 años, es otra de las personas que esperaba con impaciencia la llegada de este día. Nacido en Madrid pero residente en Lyon (Francia) desde que tenía cuatro años, llegó a España hace una semana con la esperanza de poder visitar a su tía Estrella García, de 95 años, a quien no veía desde hace más de dos años. 

Las restricciones contra la Covid-19 impidieron el reencuentro entonces, pero Juan no quiso volver a su domicilio: decidió hacer algunos viajes por España para hacer tiempo hasta que llegara la llamada en la que sus primas le comunicaran que podría acudir a la residencia a ver a su tía, un encuentro que se ha producido este lunes. 

"Ha sido emocionante. Después de tanto tiempo... es tan mayor que quería verla", resume Juan sentado junto a la hermana de su madre, a la que ha podido abrazar y coger de la mano después de tanto tiempo. 

Lucila Domínguez Urrutia, de 79 años, tampoco puede esconder su alegría con la nueva etapa que se abre este lunes en las residencias de mayores de la región. Originaria de Fuertescusa, un pueblo de la serranía de Cuenca, pero residente en Alcalá de Henares desde hace décadas, Luci, como le gusta que le llamen "sus amigos", cuenta que ha recibido pocas visitas durante la pandemia, pero que en ningún momento se ha sentido sola

Porque aunque Luci no tiene hijos ni se casó y la mayoría de sus hermanos ya han fallecido, cuando se jubiló de toda una vida trabajando en el sector de la limpieza se propuso aprender a utilizar el ordenador y las redes sociales, y a través de ellas ha mantenido contacto con otras personas en estos meses de restricciones. "Durante toda la pandemia he estado acompañada por mis amigos de Facebook. Tengo más de 1.000, hasta de la India... pero con los que más contacto tengo es con los de habla hispana", explica la mujer. 

Para la etapa de 'cerrojazo' en los centros de mayores, los amigos virtuales han estado muy bien para Luci... pero su emoción mientras coge la mano de una trabajadora de la residencia San Camilo que le pregunta cómo se encuentra tras una reciente caída que ha provocado un ingreso de 8 días en La Paz y una operación de cadera dice que, como el contacto físico, no hay nada. 

Luci Domínguez Urrutia, 79 años, este lunes en el gimnasio de la residencia San Camilo, en Tres Cantos.
Luci Domínguez Urrutia, 79 años, este lunes en el gimnasio de la residencia San Camilo, en Tres Cantos.
Jorge Paris

"Es un día lleno de emoción para todos nosotros", destaca Juan José García Ferrer, director general de Atención al Mayor y a la Dependencia de la Comunidad de Madrid, que se ha desplazado precisamente hasta la residencia San Camilo junto al director general de Coordinación Sociosanitaria, Francisco Javier Martínez Peromingo, para comprobar cómo estaba funcionando este primer día de relajación de restricciones. 

"Siempre vamos buscando el equilibrio entre la seguridad de los mayores y la garantía de que gozan de todos sus derechos", ha agregado García Ferrer, que ha destacado que las visitas son "vitales" para las familias y "fundamentales" para las personas mayores que viven en residencias. "Son importantes para su autoestima, para el trabajo del día a día con ellos, para el mantenimiento de sus relaciones", ha agregado. 

Esta también es una gran jornada para los trabajadores de las residencias, que además de asistir y cuidar a los mayores en los peores meses de la pandemia, también han sido sus únicos compañeros cuando las salidas de los centros y las visitas de familiares y amigos estaban limitadas. "La sociedad tiene pendiente un gran reconocimiento a los trabajadores y profesionales de este sector", ha señalado el director general madrileño.

Juan José García Ferrer, director general de Atención al Mayor y a la Dependencia de la Comunidad de Madrid.
Juan José García Ferrer, director general de Atención al Mayor y a la Dependencia de la Comunidad de Madrid.
Jorge Paris

García Ferrer ha recordado, en todo caso, que aunque este sea un día para la alegría ante la nueva etapa que se abre, no hay que perder de vista que el riesgo de contagio aún existe. "Dentro de la emoción, tenemos que seguir en guardia porque el virus sigue ahí", ha aseverado. Por ello, ha remarcado la necesidad de que los madrileños sean responsables durante las visitas a los mayores que viven en residencias. 

No acudir a los centros sociosanitarios cuando hay síntomas compatibles con la Covid-19, evitar las visitas de no vacunados -o, si se llevan a cabo, hacerlas al aire libre-, llevar la mascarilla en todo momento y respetar las normas fijadas por salud pública, son las principales recomendaciones a seguir. 

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