Silvia Intxaurrondo y Marc Sala: "Quien no escuche al otro antes de contestar no tiene cabida en La hora de La 1'"

Silvia Intxaurrondo y Marc Sala, durante la presentación de 'La Hora de la 1' en el FesTVal de Vitoria.
Silvia Intxaurrondo y Marc Sala, durante la presentación de 'La Hora de la 1' en el FesTVal de Vitoria.
Raul Tejedor
Silvia Intxaurrondo y Marc Sala, durante la presentación de 'La Hora de la 1' en el FesTVal de Vitoria.

Los periodistas Silvia Intxaurrondo y Marc Sala y codirigen y copresentan desde hoy lunes La hora de La 1 (8.30 h), el nuevo programa matinal de actualidad de la cadena pública. Un espacio con espíritu de renovación, volcado con explicar qué pasa y por qué. Hablamos con los dos presentadores sobre este nuevo espacio de La 1, presentado en el FesTVal de televisión de Vitoria.

¿La realidad hay que explicarla además de contarse? ¿Había un vacío en esa labor? Marc Sala: Cuesta mucho que se haga. Para que te cuenten bien contado, atractivo, que el precio de la luz tiene una relación con un gasoducto que se está construyendo entre Alemania y Rusia y que eso tiene consecuencias políticas, por ejemplo, lleva un buen rato y muchas veces ese tiempo o no se quiere dedicar o no se tiene. Pero si te lo cuentan bien, es interesante.

¿Es difícil en un medio trepidante y fugaz como la televisión? M: Nosotros no nos estamos imponiendo tiempos. Lo que requiera, con quien requiera y hasta que quedemos satisfechos. Poder hacer eso es una suerte. En muchos sitios se va al pum, pum, pum, porque tienen otros tiempos u otros objetivos.

¿Hay que reacostumbrar al espectador a esa información reposada y no a flashazo y titulares? Silvia Intxaurrondo: No sé hasta qué punto hemos sido nosotros mismos los que hemos acostumbrado a los espectadores a la información de consumo rápido y fácil. Me encuentro a espectadores que dicen “yo no me he enterado muy bien” o que están todo el día enfadados, de bronca… y cuando explicas algo dicen “ah, ¿pero eso es así? No lo había entendido”.

M: El año pasado cuando estábamos planificando el 24 H me dijeron que querían más información internacional, que en principio suena denso y propuse hacer una tertulia con los corresponsales todos los días, hablando de un tema en profundidad. Y nos dieron 20 minutos y dijimos, vamos a por ello. Al final ha sido lo que más satisfacción me ha dado este año. La gente solo me hablaba de esa charla entre corresponsales que dedicaban tres o cuatro minutos a contar cosas de sus países o a hacer periodismo comparado. A veces nos pensamos que el problema lo tenemos aquí y resulta que es donde menos problemas hay, o al revés. Me lo ha agradecido muchísima gente.

No es bueno mirarse el ombligo… I: Durante mucho tiempo hemos pensado que muchas cosas de nuestro país, de nuestra localidad, tendrían una explicación dentro de nuestras fronteras, pero con la globalización, con cómo nos están afectando desde la pandemia hasta dramas como Afganistán, se nos muestra que tenemos que ampliar el foco. Así que lo que buscamos es contarle a la gente los porqués y las buenas historias y la gente siempre escucha en esos casos.

M: También vamos a ir de lo global a lo local, al caso concreto. A veces la gente desconecta porque lo que le estás contando piensa que no le afecta, que le pilla lejos, pero a lo mejor a tu vecino le está pasando algo condicionado por algo global.

¿Qué van a hacer que no se hiciera en la anterior versión del programa o en otros matinales? I: Los humanos tendemos a hacer la comparación, pero me gustaría que se viera este programa sin compararlo con nada, como algo que parte de cero. No queremos que se nos compare ni con la etapa anterior ni con los competidores que tenemos enfrente. Hemos apostado por un formato en el que creemos, por el periodismo, por escuchar a la gente y contar lo que les pasa y lo que les afecta, ya sea política o actualidad.

¿Quién se va a sentar en la mesa con ustedes, como eligen a los colaboradores? I: Como televisión pública siempre vamos a asegurar el pluralismo. Además, queremos ir un pasito más allá y junto con los periodistas queremos sentar en el plató a expertos, gente que hable de economía o de la implicación económica de una noticia siendo economista, es decir, teniendo una opinión bien formada sobre lo que habla. Vamos a colocar en pantalla a los mejores expertos, no a gente que opina sobre lo que alguien ha dicho. No, vamos a ir a la fuente primaria.

¿Es demasiado común que haya tertulianos profesionales que opinan de cualquier cosa? I: Y que a las diez están en un medio y a las 12 en otro. La gente se ha dado cuenta y ha visto el truco. Hay que acercar a la gente a expertos que les expliquen las cosas de forma didáctica. Hay temas que son peliagudos a la hora de presentarlos en una televisión, pero un experto dinámico, didáctico, que con datos te explique algo, es fantástico.

M: Y además el plató tiene infinidad de recursos para reforzar eso, gráficos, infografías…

Cada vez es más común que se consuma tele con el móvil y a la carta, ¿se fijan en eso a la hora de hacer el programa o se edita después para internet? I: Poco a poco estamos aprendiendo a convivir con las nuevas tecnologías como si fueran un compañero más de la redacción y eso es bueno. Eso nos conecta directamente con el espectador. Vamos a abrir un canal de conexión a través de las redes sociales y del teléfono de Whatsapp para recibir información. Y sobre lo que hagamos puede verse en diferido en las diferentes plataformas o de forma parcelada, porque haya unas declaraciones importantes o porque haya un tramo que merezca ir solo, como una entrevista, un tema de investigación. Yo ya soy de las que les pasa que cuando empieza el telediario no siempre puedo estar ahí, así que luego lo chequeo por RTVE Play.

M: Es maravilloso porque la vida de los contenidos se ha alargado gracias a RTVE Play. Un testimonio, una buena declaración, una entrevista… viven mucho más allá de las 24 horas del ciclo informativo y esa es una gozada. Eso es una suerte, porque nos hace más exigentes, porque queremos que lo que hacemos tenga una repercusión y una vida en otros espacios. Eso lo enriquece.

¿Han hablado con Mónica López, su predecesora? I: No hemos hablado con ella, pero sí nos mandó toda la suerte del mundo. Es una compañera generosa. M: Le agradecemos mucho el mensaje, de verdad.

La gente tiende al sesgo de confirmación, a aceptar como buenas sólo las noticias que refuerzan lo que ya pensaban. ¿Cómo van a luchar contra ese rasgo? I: No creo que estemos para convencer, sino para poner todos los argumentos encima de la mesa y que el que quiera comprar solo el suyo, sea libre. Pero también que el que quiera abrir los ojos y los oídos a argumentos ajenos, los tenga y si luego se convencen bien y si no, también.

M: Vamos a buscar que la gente en el plató se escuche entre sí. Hay modelos de televisión y programaciones que se basan en escucharse poco. Pero quien no venga a escuchar al otro antes de contestarle no tiene cabida en La hora de La 1.

¿Cuál será el tono de sus entrevistas? I: No es incompatible ser exigente con la información y ser educado a la vez. Cuando quiero información puedo preguntar, repreguntar, pero no se me ocurriría acosar a un invitado. Las cosas se consiguen por la vía de la educación y si no, es que el entrevistado no te lo quiere contar y no lo va a hacer.

M: También está en nuestra habilidad para sacar cosas en claro de un político, por ejemplo, y eso no pasa por sacar el bazoka. Si ya ves que le has preguntado tres veces y no hay nada, puedes perder cinco minutos más, pero si no quiere, no le vas a sacar de ahí. Puede ser vistoso, puede ser viral, pero has perdido cinco minutos para hablar de otras cosas.

¿Es posible evitar que un político utilice una entrevista para mentir? ¿Hay margen en directo para rebatir un dato falso, por ejemplo? M: Vamos a afrontar todas las entrevistas lo más documentados que podamos, pero al cien por cien no es posible.

I: Ahí juega nuestro bagaje y nuestros expertos, no gente que tenga una mirada sobre ese tema o cierta experiencia, no, un experto, que diga que no, que lo que está diciendo el político no es verdad y que diga por qué es mentira. O que refrende lo que ha dicho, si es verdad.

¿Van a llevar a los líderes políticos? M: Están invitados. I: Está invitado todo el mundo, es su tele, como es la tele del espectador y están las puertas abiertas de par en par.

La gente siempre ve parcialidad, ¿cómo van a vivir que les acusen de ser de izquierdas o de derechas? I: La cosa se complica cuando a la vez todos te ven de distinto signo. Hay que afrontar la información y la actualidad con honestidad.

¿Cómo llevan las críticas o comentarios en Twitter? I: Toda crítica constructiva automáticamente la asumo. Las críticas destructivas… es como cuando vas por la calle y te insultan: no se debe hacer.

M: Yo he mejorado cosas por cosas que me han comentado en las redes sociales. También he pasado malos momentos y sé que los habrá y cosas que me molesten y días que se sumen las cosas para irte a casa más tocado, pero intentaré que no pase. Creo que ya empiezo a estar más curtido en eso.

¿Lo hemos normalizado? I: A qué extremo de locura hemos llegado que planteemos si nos afecta que nos insulten. ¡Pero vamos a ver! No deberíamos señalar al señor que insulte y sacarle los colores en público para decirle que eso no se hace? Encajar que por tener redes sociales nos exponemos a que nos insulten y que eso es normal… no. Es como si pasas por una calle y te insultan y te preguntan ¿qué te parece que te insulten por la calle? Pues me parece fatal. Nos han planteado que qué nos parecería que atacaran a nuestra vida privada. ¿En qué momento se plantea siquiera eso? Por trabajar en una televisión no tengo que permitir que se ataque mi vida privada para hacerme daño. 

Mostrar comentarios

Códigos Descuento