En una entrevista con Europa Press, Miguel Rus ha evaluado la situación que atraviesa del sector aeronáutico sevillano, que justo antes de la irrupción de la pandemia de coronavirus Covid-19 y el primer estado de alarma decretado para frenarla, afrontaba la decisión del consorcio europeo Airbus de despedir a 210 trabajadores de sus factorías hispalenses de San Pablo y Tablada, tras afrontar un cargo de 1.200 millones de euros por el programa correspondiente al avión de transporte militar A400M, cuyo ensamblaje final se realiza en las instalaciones de San Pablo.

Ello, en un contexto de prórroga de la prohibición de exportaciones a Arabia Saudí impuesta por Alemania, provocando la revisión del programa de entregas del consorcio aeronáutico europeo, que tras entregar 14 ejemplares del A400M en 2019, previo acuerdo de los seis países clientes de este modelo de avión (Alemania, Francia, Reino Unido, España, Turquía, Bélgica y Luxemburgo), redujo el ritmo de producción de estas aeronaves al objeto de prolongarla por una década.

EL PAPEL DE SEVILLA EN EL SECTOR AEROESPACIAL

En ese sentido, y cuando actualmente Airbus promueve el cierre de su planta de Pueto Real (Cádiz) para trasladar la producción y plantilla de la misma a sus instalaciones de El Puerto de Santa María; Miguel Rus ha defendido el papel de Sevilla en el sector aeroespacial, con las plantas de San Pablo y Tablada al frente como centros de ensamblaje de los aviones de transporte militar A400M y C295.

"Sevilla es uno de los polos aeroespaciales más importante de Europa", ha enfatizado, recordando además el peso del Parque Tecnológico Aeroespacial de Andalucía Aerópolis; y esgrimiendo que esta actividad sustenta en Sevilla "más de 143 empresas que facturan más de 3.000 millones de euros" al año y unos "14.500 puestos de empleo de estables y de alta cualificación", pesando la idea de la Junta de Andalucía de proponer a Sevilla como sede de la nueva incubadora de la Agencia Espacial Europea.

Defendiendo este "ecosistema" productivo del sector aeronáutico, Miguel Rus ha avisado de que "por cada empleo que se destruye en Airbus, se pierden dos o tres en la industria auxiliar" aeronáutica, por cuyas empresas están "mucho más" preocupadas la CES y la Federación de Empresarios del Metal de Sevilla (Fedeme).

LA "CARTA" DE ESPAÑA AL RENUNCIAR A 13 A400M

Al respecto, Miguel Rus ha puesto de relieve que la decisión adoptada por el Gobierno en 2013 de renunciar a 13 de los 27 ejemplares de A400M inicialmente contratados a Airbus para el Ejército del Aire, extremo que mantiene el actual Ejecutivo pesando en todo momento el precio de tales aeronaves y las cuentas del Estado, "no es la mejor carta ante los socios europeos" de Airbus, toda vez que la idea inicial sería intentar vender a terceros países los citados 13 A400M, aún pendientes de fabricación.

Al hilo, Miguel Rus ha pedido al Gobierno central que "compense" esa situación con propuestas para "otras actividades" que beneficien al sector aeroespacial sevillano y andaluz, como "otra tipología de aviones, sobre todo en el área militar", en un contexto en el que uno de los proyectos más inmediatos de Airbus es el nuevo avión de entrenamiento militar y caza ligero AFJT, impulsado principalmente por España para relevar la flota de aviones C-101 del Ejército del Aire.

BUSCAR "NUEVAS OPORTUNIDADES"

Del mismo modo, el presidente de la CES ha recordando el "enorme potencial" implícito en el sector emergente de los vehículos aéreos no tripulados, un campo en el que también puede haber "nuevas oportunidades" para la industria aeroespacial sevillana, que ante las "brutales cuentas de resultados" de 2020 y 2021 por la pandemia, las limitaciones y la nueva crisis, con una notable incidencia en el tráfico aéreo; necesitan "una buena refinanciación" para remontar el vuelo, aspecto en el cual ha valorado el papel de los fondos habilitados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO).

En cualquier caso, ha llamado a los poderes a "generar nuevas expectativas" para las empresas del sector aeroespacial sevillano, así como a intensificar la "internacionalización" de las mismas. "No tienen que salir (al extranjero) nuestras empresas, sino nuestros productos y nuestra tecnología", ha enfatizado.