Tres años de rodaje en cámara digital, más de 60 horas de grabaciones y el deseo de reflejar una forma de vida casi extinguida bajo las fauces de la especulación urbanística fue el germen de La casa de mi abuela, de Adán Aliaga, única película que se estrena en el Festival de Cine de San Sebastián en el apartado Made in Spain, junto con obras como El maquinista o El penalti más largo del mundo. Una sección que pretende difundir películas de cineastas independientes.
La casa de mi abuela es un viaje emocional que se mueve entre el documental y la ficción para mostrar los avatares que suponen para una abuela y su nieta de seis años la demolición de su casa de toda la vida para construir un edificio de viviendas de protección oficial. Un hecho cotidiano que ha captado la curiosidad de numerosos festivales, como el de Chicago, en el que participa en la sección oficial el próximo 6 de octubre. El 30 de septiembre se estrenará en Sant Vicent, escenario de la trama.
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