Bruselas fija en 2035 el fin de las ventas de coches de gasolina y diésel

  • La Comisión Europea propone también un fondo de 72.000 millones de euros para hacer frente a la pobreza energética.
  • La economía europea basada en los combustibles fósiles "ha llegado a su fin", dijo Ursula von der Leyen.
Tráfico fluido en la carretera de Burgos a la altura de la localidad madrileña de Alcobendas.
Tráfico por Madrid..
EFE
Tráfico fluido en la carretera de Burgos a la altura de la localidad madrileña de Alcobendas.

El Pacto Verde Europeo es una de las prioridades de Bruselas durante los próximos años y los planteamientos son ambiciosos. Tanto es así que la Comisión Europea fija en 2035 el fin de las ventas de vehículos de combustión (de gasolina y diésel) y también los híbridos. Así lo explicó este miércoles la presidenta Von der Leyen, acompañada de varios comisarios, en la presentación de una batería de iniciativas en el marco de la lucha contra el cambio climático. Además, la Comisión propone un fondo de 72.000 millones de euros para hacer frente a las subidas de la luz y a la pobreza energética.

La economía europea basada en los combustibles fósiles "ha llegado a su fin", comentó la propia presidenta ante la prensa. "La emisión de CO2 debe de tener un precio" que funcione como incentivo para transitar hacia tecnologías menos contaminantes, afirmó Von der Leyen para resumir un amplio paquete normativo que "combina la reducción de emisiones con medidas para preservar la naturaleza y para poner los empleos y el equilibrio social en el corazón de esta transformación".

De todos modos, este nuevo paso de Bruselas tendrá que negociarse a continuación con el Consejo de la UE, que representa a los Estados miembros, y con el Parlamento Europeo, para que la UE reduzca sus emisiones contaminantes en 2030 en al menos un 55% respecto a 1990, con vistas a desprenderse del CO2 a mitad de siglo.

El Régimen de Comercio de Derechos de Emisión (RCDE) de la UE pone precio al carbono y reduce cada año el límite de las emisiones de determinados sectores económicos. "En los últimos 16 años ha conseguido reducir en un 42,8% las emisiones de la generación de electricidad y de las industrias de alto consumo energético", esgrimen. Pero ahora la Comisión propone rebajar aún más el límite global de emisiones y aumentar su ritmo de reducción anual. La Comisión también quiere eliminar gradualmente los derechos de emisión gratuitos para la aviación. Además, muestra su voluntad de aumentar el tamaño de los Fondos de Innovación y Modernización.

Implicación y exigencia con los Estados miembros

Por otro lado, "para complementar el importante gasto en clima del presupuesto de la UE, los Estados miembros deberían destinar la totalidad de sus ingresos por comercio de emisiones a proyectos relacionados con el clima y la energía". Una parte específica de los ingresos del nuevo sistema para el transporte por carretera y los edificios debería abordar el posible impacto social en los hogares vulnerables, las microempresas y los usuarios del transporte. 

En este sentido, el llamado Reglamento de Reparto del Esfuerzo asigna a cada Estado miembro objetivos reforzados de reducción de emisiones para los edificios, el transporte marítimo nacional y por carretera, la agricultura, los residuos y las pequeñas industrias. "Reconociendo los diferentes puntos de partida y capacidades de cada Estado miembro, estos objetivos se basan en su PIB per cápita, con ajustes para tener en cuenta la eficiencia de los costes", añaden.

Los Estados miembros también comparten la responsabilidad de eliminar el carbono de la atmósfera, por lo que el Reglamento sobre el uso del suelo, la silvicultura y la agricultura establece un objetivo global de la UE para la eliminación de carbono mediante sumideros naturales, equivalente a 310 millones de toneladas de emisiones de CO2 para 2030. "Los objetivos nacionales exigirán a los Estados miembros que cuiden y amplíen sus sumideros de carbono para cumplir este objetivo", comentan desde Bruselas. Para 2035, la UE debe aspirar a "alcanzar la neutralidad climática en los sectores del uso de la tierra, la silvicultura y la agricultura, incluyendo también las emisiones agrícolas no relacionadas con el CO2, como las derivadas del uso de fertilizantes y la ganadería". 

La producción y el uso de la energía representan el 75% de las emisiones de la UE, "por lo que es crucial acelerar la transición hacia un sistema energético más ecológico", explica la Comisión. La Directiva de Energías Renovables fijará el objetivo de producir el 40% de nuestra energía a partir de fuentes renovables para 2030. "Todos los Estados miembros contribuirán a este objetivo, y se proponen objetivos específicos para el uso de energías renovables en el transporte, la calefacción y la refrigeración, los edificios y la industria".

Renovación de edificios

El que es considerado el mayor despliegue legislativo en este asunto propone también "reducir el uso global de la energía, recortar las emisiones y hacer frente a la pobreza energética", y por eso la Directiva de Eficiencia Energética "establecerá un objetivo anual vinculante más ambicioso para reducir el uso de la energía a nivel de la UE". El sector público "deberá renovar el 3% de sus edificios cada año para impulsar la ola de renovación, crear puestos de trabajo y reducir el uso de energía y los costes para el contribuyente", sentencian en los documentos.

Defienden sus propuestas en el hecho, dicen, de que son "necesarias normas más estrictas sobre las emisiones de CO2 de los coches y las furgonetas acelerarán la transición a la movilidad de emisiones cero al exigir que las emisiones medias de los coches nuevos se reduzcan un 55% a partir de 2030 y un 100% a partir de 2035 en comparación con los niveles de 2021". Como resultado, todos los coches nuevos matriculados a partir de 2035 serán de emisiones cero, incluye el Ejecutivo comunitario. 

El objetivo relacionado es que los Estados miembros amplíen la capacidad de carga -de coches eléctricos- en función de las ventas de coches de cero emisiones y que instalen puntos de carga y repostaje a intervalos regulares en las principales carreteras: cada 60 kilómetros para la carga eléctrica y cada 150 kilómetros para el repostaje de hidrógeno.

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