Las tendencias no son inocentes: la simbología del cabello en la moda y la sociedad

El peinado de la mujer siempre ha estado cargado de simbología.
El peinado de la mujer siempre ha estado cargado de simbología.
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El peinado de la mujer siempre ha estado cargado de simbología.

Asociamos en muchas ocasiones transformación social o psicológica a cabello porque cualquier movimiento colectivo o individual viene acompañado de un nuevo símbolo expresado a través del peinado. Y es el que el cabello no es un elemento vacío de significado, sino todo lo contrario. 

En la prehistoria se le consideraba un elemento mágico y aun hoy en las mujeres simboliza la sexualidad y en el hombre el poder. Por eso, anteriormente las mujeres mayores se cortaban el cabello, un modo de exclusión de la mujer mayor o madura a la sexualidad.

La importancia que le otorgamos lo demuestra un estudio realizado en 2015 según el cual el 95% de las mujeres y el 81% de los hombres admitía que el estado de su cabello influía en su estado de ánimo y, además, es un factor determinante a la hora de mostrar confianza y seguridad en uno mismo. 

Por eso mismo no es de extrañar que las mujeres de principios del siglo XX que deseaban emanciparse y alejarse de los roles femeninos establecidos, lo primero que hiciesen fuera cortarse el pelo y deshacerse de los corsés y de toda aquella vestimenta larga y pesada que limitaba su forma de moverse e incluso de pensar.

En palabras de Gonzalo Zarauza, peluquero y asesor de imagen, “el cabello corto se erige como emblema de modernidad, de libertad de pensamiento y establece un nuevo código estético y social para las mujeres. Es el momento en el que las más atrevidas llevan por primera vez pantalones y se deshacen del decoro establecido dejándose ver en público sin sombrero. Las reglas se rompían y se demostraba este nuevo posicionamiento a través del peinado”.

Otro momento clave de avance con relación a los roles de las mujeres se refleja con las nuevas técnicas de corte que aporta Vidal Sassoon a la peluquería desde los años 50. A finales de esta década estar guapa, al menos como lo marcaban los cánones establecidos, había dejado de ser importante para muchas mujeres con fuertes inquietudes intelectuales. El cabello es para muchas de ellas un signo de rebeldía, de posicionamiento social y de pensamiento.

Como explica Rafael Bueno, de Rafael Bueno Peluqueros, “las mujeres ya no eran dependientes de su imagen y Vidal Sassoon lo entendió creando cortes y conceptos como el wash & go (lavar y listo), que permitía que pudieran arreglarse sin tener que pasar por la peluquería. Con esos cortes elegantes y funcionales el peluquero dio forma a una nueva actitud para la mujer, menos dependiente de su imagen y que reflejaba sus ansias de libertad.”

Pero los anhelos de romper con lo establecido no son solo femeninos. Algo nuevo se construye cuando cambiamos nuestra relación con el cabello y durante años, y todavía ahora, los artistas que querían demostrar que venían a transmitir un mensaje novedoso no dejaban escapar las capacidades expresivas de la moda. Uno de los grandes ejemplos, la evolución de la estética de The Beatles.

Primero con su corte mop-top y sus trajes de chaqueta ajustados y cortos que dejaban mostrar sus botines, todo un posicionamiento público. Luego, una vez abandonada la inocencia, con una imagen más relajada con barba y bigote, aunque siempre igual de intencionada.

Después llegaría el movimiento punk, todo un revulsivo, y aun cuando pensamos en él, lo primero que nos viene a la mente es cómo el cabello representa la subversión del status quo ante una imagen que rompe lo establecido como nunca antes. 

Según afirma Manuel Mon, de Manuel Mon Estilistas: “El cabello se convierte en un símbolo de rebeldía y subversión pública no solo por cómo el individuo es visto, también transforma la mirada de este hacia los demás. Ningún otro movimiento ejemplifica tan bien lo que significa la moda, el cabello e incluso el aseo personal como código simbólico esencial de la persona y su tiempo.” 

Una apariencia que no pretende complacer, sino todo lo contrario, agitar para oponerse política y socialmente. Una fuerza radical que aún perdura hoy día en tendencias domesticadas, pero que mantienen de forma subyacente su energía contestataria.

Los jóvenes punk solidifican su nueva identidad a través de ropa gastada y rasgada, hacen suyo el negro, se enfundan en la dureza del cuero y rompen cualquier esquema con sus icónicas crestas. Esta estética rupturista atrajo la atención y ayudó a que el movimiento se convirtiera en todo un fenómeno social.

Las largas melenas hippies de los sesenta y setenta son también un signo de oposición política. La larga guerra de Vietnam reclutó a muchos jóvenes que debían dejarse corto el cabello. Tal y como la guerra genera un creciente movimiento de rechazo, el pelo largo se convierte en un símbolo para la paz y una manifestación del valor y poder del individuo.

Y cuando llegan los años ochenta se cree que la vida es una fiesta, un ánimo que se expande en todo su vigor excesivo: tupés, cardados, colores vibrantes, volúmenes y brillos alcanzan todos los elementos de la estética en el cabello, el maquillaje y la moda. Una actitud que parece despreocupada, pero que es una necesidad de tomar aire, de envolverse de una energía positiva después de las convulsiones políticas, económicas y sociales de los 70.

Los 90 son años en los que aparece el multiculturalismo, los medios alternativos y el auge de las nuevas tecnologías. Para Felicitas Ordás, directora del salón Felicitas Hair, “durante esta época, estéticamente y culturalmente se abraza la novedad que surge a través de la mezcla y se apuesta por nuevos lenguajes expresivos. En ocasiones las fantasías son más dóciles y a veces ingenuas con la aparición de las dos coletas o trenzas infantiles, los clips o los coleteros exagerados. Otras veces la modernidad, el deseo de explorar la vida como una aventura, llega a través del cabello capeado, desfilado y con las puntas hacia afuera. Mechas que huyen de la naturalidad y se manifiestan rotundas a través del contraste.” 

Ahora habrá que reflexionar por qué muchas de estas tendencias han regresado para quedarse.

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