Miguel Poveda: “Mi padre me ponía a Pink Floyd, pero yo escuchaba flamenco"

  • Acaba de publicar el disco de homenaje 'Coplas del querer'.
  • El cantaor asegura sentirse charnego "a mucha honra".
  • "Cuando veo a Nadal, me veo a mí muchos años atrás".

Lleva 20 años cantando, y sólo tiene 36. El cantaor flamenco Miguel Poveda, joven estrella entre los suyos, charnego y fan de Santiago Auserón, acaba de publicar
Coplas del querer (Universal).
Su trayectoria es apabullante…

Sí, aunque vamos cumpliendo añitos ya (risas). Yo con 36 me considero todavía joven, pero llevo más de 20 cantando. Tengo la alegría de pensar que todavía me queda mucho más, no me gustaría perder esa sensación. Todavía puedo meterme en cantidad de aventuras, seguir grabando, conocer gente. Es una juventud duradera.
¿Cuándo fue la primera vez que pensó en cantar?

Desde pequeño escuchaba música en mi casa, sobre todo la andaluza o flamenca, y era esa la que me llamaba la atención, no la de mi padre, que era Pink Floyd, Alan Parsons, Mike Oldfield, los Beatles. Me gustaban, pero se me ponía más el cuerpo del revés con los discos de Bambino. Recuerdo el cumpleaños de mi madre, en el año 88, en el que le dije: "No hagas nada, que tengo que cantar en tal sitio". Y ella no entendía nada, no sabía que yo cantaba. Siempre he tenido la inquietud de subir al escenario y ese fue el día que menos nervioso me he puesto en mi vida. Así empecé…
Entonces, pudo salir rockero…
Sí, pero mi padre pasaba mucho menos tiempo en casa, porque estaba trabajando, y la música que mandaba en mi casa era la de mi madre.
Padre murciano, madre manchega, usted es catalán y canta flamenco…

Es el mundo al revés (risas). Pero ten en cuenta que yo no tomo conciencia de eso hasta que empiezo a cantar profesionalmente y todo el mundo empieza a preguntarme de dónde soy y a pedirme referencias. Y cuando las doy, la gente dice que no puede ser. Pero a mi me da igual. Aunque se dan muchas circunstancias, en Cataluña hay muchos inmigrantes andaluces.
Charnegos…
En el barrio en el que crecí eran todos de fuera, y en los coches escuchabas rumba y copla
Sí, exacto. Esa palabra tan fea que usan los catalanistas. Yo soy charnego a mucha honra, pero los hay histéricos que lo usan como algo despectivo. En el barrio en el que yo crecí eran todos de fuera, y en los coches escuchabas rumba y copla. Y mi madre, aunque no es andaluza, está muy pegada a Córdoba, y mis abuelos y mis tíos eran mineros. Yo pasaba el tiempo también en las peñas andaluzas de Cataluña.
Ha tocado en muchos sitios, ¿alguno especial?

El concierto en Ramala me marcó muchísimo. Y uno que hice en el Teatro Colón de Buenos Aires, de tango argentino clásico, con Rodolfo Mederos, que es un grande, y la orquesta típica. Lo disfruté muchísimo.
Usted canta de todo…

Mi base es el flamenco, y lo próximo será un disco más tradicional, aunque dándole mi filtro y mi forma. Pero me veo cantando otras cosas, me gusta mucho la música popular, como el bolero o la copla. No tengo prejuicios, desconecto.
¿Y qué opina de propuestas del tipo Pitingo?

No soy quien para decir qué hacen otros, me parece muy valiente que el artista se manifieste como él quiera. Y como es un amigo mío, me alegro de que lo pueda desarrollar.
¿Algún músico le ha enseñado algo?

Sí, Santiago Auserón. Me gusta mucho la actitud que tienen en el escenario, ante la música, el carisma, cómo siente cada nota que suena a su alrededor. He tenido la suerte de cantar con él y me fascinó.
¿Cómo se mantiene el equilibrio entre dos géneros, como en su disco?

Muy fácil. Las coplas que yo escuchaba en mi casa eran de artistas muy diversos, pero muchos de ellos eran cantaores de flamenco, como Manolo Caracol, La Paquera de Jerez, Valderrama, Farina, etc. Pero me di cuenta de que muchos también echaron mano de coplas de gente como Concha Piquer, Juanita Reina o Marifé de Triana. Y cuando comparas te das cuenta de que los modismos y las formas de expresarse son parecidas. Han caminado todo el tiempo de la mano y no nos hemos dado cuenta.
La presentación del álbum está muy trabajada…

Pues es todo idea mía. Luego los creativos se lo han currado un montón, pero me han tenido de pesado detrás. Yo no podría dar cuatro fotos y ya, porque lo que va dentro del disco tiene que ir equilibrado con lo que le envuelve. Me gusta mucho que simulen los discos de vinilo, porque soy fan… Quería que fuese elegante. Y yo no pensaba ir en la portada, pero al final tuvo que salir una foto mía. El libreto, además, es como tener un libro de coplas y poesía andaluza.
¿Cómo es su público?

Muy diverso. Pero no me gusta hablar de mi público, porque suena muy folclórico. Pero mi música le llega a muchas personas de distintas ideologías, edades. También hay personas mayores, aficionados de toda la vida al flamenco. Es variopinto.
¿Qué tal su experiencia con el cine?
(Risas)
La primera fue con Bigas Luna en el año 94, en
La teta y la luna. Después rodé con Carlos Saura
Fados, y volví a vivir el entorno en un rodaje. Y luego lo hice con Nicolas Klotz, en
La cuestión humana. Pero en este caso, con Pedro Almodóvar, sólo me vi una vez con él para que nos diera a Alberto Iglesias y a mi unas pautas de cómo sentía él la versión de
A ciegas.
Y trabajar con Alberto Iglesias es…

Es un monstruo, es exquisito en su música y como persona.
¿Cuida tanto su imagen como sus discos?
No puedo salir al escenario como si estuviera en el bar de debajo de mi casa
Cuido más el escenario. Me gusta que la música sea directa, no que haya elementos en el escenario, que sea sobrio. A veces cuando vas a cantar en un festival de flamenco te ponen abanicos detrás o una torreta… Pero me gusta que la gente que venga conmigo tenga una actitud correcta, el escenario tiene mucha importancia para mí, no puedo salir como si estuviera en el bar de debajo de mi casa. Luego en la vida normal voy hecho un perro.
¿De verdad le comparan tanto con Nadal?

Todas las veces del mundo. Ahora me parezco menos porque estoy más gordito, tengo mi barba y el pelo corto. Pero es verdad que cuando le veo a él, me veo a mí muchos años atrás. Tengo fotos en las que me reconozco, menos en los brazos…
¿Qué sintió cuando ganó la Lámpara Minera en 1993?

Era como un sueño, como que no iba conmigo. Mis pretensiones eran que se me escuchara fuera de Barcelona. Yo trabajaba en un tablao en la Rambla y acababa de llegar de la mili, pedí permiso para ir. Cuando vi aquel silencio, me dieron la lámpara, salí en los informativos y los periódicos, me llamaron para hacer una película… qué horror. Pero por suerte lo canalicé todo bien.
BIO. Nació en Badalona en 1973. De padre murciano y madre castellana. Premio Nacional de Música 2007. Le encantan los vinilos y no para quieto cuando habla por el móvil.
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