A la gripe de Wuhan (China) que se expandió sin control por todo el mundo el año pasado le salió una variante más infecciosa en octubre de 2020, la variante británica, porque fue en el Reino Unido donde se detectó por primera vez.

La batalla de la India contra el 'hongo negro', la patología altamente mortal que ya ha causado 12.000 casos en el país

A día de hoy, representa el 90% de los casos en España, donde hemos sido puestos en alerta ante la virulencia que presentaban otras dos modalidades, las variantes sudafricana y brasileña que obligó al Gobierno a cortar inmediatamente el tráfico aéreo con estos dos países de procedencia.

Todo, antes de que el empeoramiento súbito en la India se explicara por una nueva variante, la india, a la que siguió otra que se anuncia como mucho más peligrosa, la variante vietnamita.

A pesar de ser muy conocido, este relato no será ya posible si prospera la petición que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hecho a los países: que dejen de referirse a las variantes por su país de descubrimiento, porque les estigmatiza. En su lugar, propone llamarlas como las letras del alfabeto griego, por orden de aparición.

La variante británica pasará a llamarse "alfa"; la sudafricana, "beta"; la brasileña, "gamma", y la india, "delta" según la propuesta de la OMS para no vincular más de lo necesario a las variantes del coronavirus con los países donde son descubiertas.

El organismo ha pedido por carta a los gobiernos que "consideren etiquetas fáciles de pronunciar y no estigmatizantes para las variantes objeto de interés (VOI) y objeto de preocupación (VOC)", las dos categorías sobre las que se hace seguimiento. Para ello, creó un grupo de expertos que ha recomendado utilizar "las letras del alfabeto griego, que serán más fáciles y prácticas en audiencias no científicas".  

Pero lo cierto es que ya llevamos meses hablando de variantes -previamente aprendimos que no es un término intercambiable por "cepa", que es algo distinto- y será todo un desafío ver si dejaremos de hablar de la británica o la sudafricana para referirnos a "alfa" y "beta".

En realidad, las variantes del coronavirus ya tienen otros nombres, mucho más complicados, con los que los científicos se refieren a su origen. La británica es la B.1.17, GRY o 201/s:501Y.V1 según los tres sistemas que las trazan. Lo mismo ocurre con las demás, un galimatías que hasta ahora solventaba el gentilicio que ahora la OMS pide sustituir por las letras del abecedario griego, escritas en grafía latina.

Por lo pronto, el cuidado que ha pedido la OMS para no estigmatizar a ciertos países obligó este lunes a hacer verdaderos equilibrios al director del CCAES, Fernando Simón, que quiso seguir las recomendaciones en una rueda de prensa en la que, en lugar de a las letras griegas, se refirió a sus nombres técnicos, mucho más incomprensibles. Aunque se le terminó escapando el gentilicio en alguna ocasión. Hablando de la variante india y su aparente estabilización, dijo que se asemeja a lo que ocurrió con "la que llamábamos británica", que de ahora en adelante sería la "alfa".

"La OMS quiere modificar el nombre de las variantes para no estigmatizar a los países", explicó Simón. "La variante india termina afectando a los indios, cuando a lo mejor nos viene de otro país", apuntó.

Si el cambio parece difícil entre una población ya habituada a los nombres que hasta ahora han tenido las variantes del coronavirus, tampoco será fácil en esferas oficiales. Este martes, el Consejo de Ministros ha aprobado una nueva prórroga -la novena- de la limitación de vuelos procedentes de Brasil y Sudáfrica, una forma de "continuar extremando las precauciones ante el potencial de propagación de las variantes brasileña y sudafricana del virus", ha informado en un comunicado de prensa, sobre las variantes gamma y beta.