Un estudio revela que un baño caliente puede producir algunos de los efectos del ejercicio físico

Pocos saben que este término hace referencia al apellido de los dos hermanos que en 1956 inventaron este dispositivo relajante de burbujas. El nombre más adecuado para referirse a él es bañera de hidromasaje.
Imagen de un jacuzzi.
Wikimedia Commons/aloha_pineapple
Pocos saben que este término hace referencia al apellido de los dos hermanos que en 1956 inventaron este dispositivo relajante de burbujas. El nombre más adecuado para referirse a él es bañera de hidromasaje.

Un investigador de la Universidad de Coventry, en Reino Unido, ha llevado a cabo un estudio en el que compara los beneficios de tomar un baño caliente o pasar tiempo en una sauna con hacer ejercicio físico.

Charles James Steward ha escrito un artículo en The Conversation recogido por Science Alert, en el que explica que "muchas personas no están dispuestas a hacer ejercicio debido a la falta de tiempo y motivación. Y para aquellos que son mayores o tienen enfermedades crónicas, el ejercicio también puede causar dolor, que por razones obvias limita aún más el ejercicio".

"A nivel mundial, alrededor del 25% de los adultos no cumplen con los niveles mínimos de actividad física recomendados de 150 minutos de actividad de intensidad moderada o 75 minutos de actividad de intensidad vigorosa por semana, o una combinación de ambos", dice Steward.

Por eso, este experto está investigando "cómo los baños calientes y las saunas afectan el cuerpo. A lo largo de la historia de la humanidad, múltiples culturas de todo el mundo han utilizado la terapia de calor para mejorar la salud".

Según Steward, "hasta hace poco, los beneficios del baño eran anecdóticos y, en gran medida, se consideraban poco científicos. Sin embargo, en las últimas décadas la evidencia ha ido creciendo y hoy sabemos que bañarse regularmente en una sauna o jacuzzi puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, y también puede tener beneficios más amplios para la salud".

"Nuestra revisión reciente de la investigación encontró que el baño regular en la sauna o en la bañera de hidromasaje puede generar algunos beneficios para la salud similares a los del ejercicio aeróbico de intensidad baja a moderada, como caminar, trotar y andar en bicicleta", revela el científico.

"El baño regular en la sauna o en la bañera de hidromasaje puede generar algunos beneficios similares a los de caminar, trotar y andar en bicicleta"

Steward plantea esta prueba: "La próxima vez que esté en un jacuzzi, baño o sauna, tómese un momento para escuchar su cuerpo. Inicialmente serás golpeado por una agradable sensación de calor que aumenta la temperatura de tu cuerpo y comenzarás a sentirte caliente y sudoroso. Esto va acompañado de una sutil elevación de la frecuencia cardíaca. ¿Empieza a sonar familiar? Sí, estas respuestas corporales también tienen lugar durante el ejercicio".

El experimento

"Como parte de un grupo de investigadores de la Universidad de Coventry, comparé las similitudes y diferencias entre las respuestas fisiológicas del ejercicio y el calentamiento. Para hacer esto, pido a los voluntarios que se sometan a la misma duración de baños de hidromasaje y ciclismo de intensidad moderada. Si bien el ejercicio es más hábil para aumentar el gasto de energía, hemos encontrado elevaciones comparables en la temperatura corporal central y la frecuencia cardíaca", revela Steward.

"Las similitudes también van más allá de lo que puedes sentir físicamente. Al hacer ecografías de las arterias, también observo aumentos similares en el flujo sanguíneo", añade.

No obstante, el experto matiza: "Las saunas o baños regulares no pueden replicar todos los beneficios para la salud del entrenamiento físico, como promover la pérdida de grasa y aumentar la masa muscular".

"El uso de baños calientes o saunas no debe considerarse un sustituto del ejercicio"

"El uso de baños calientes o saunas no debe considerarse un sustituto del ejercicio. Pero puede imitar algunos de los beneficios para la salud, y creemos que cuando se usa junto con el ejercicio, puede dar lugar a una mayor salud", añade.

Estudios previos

En su artículo, Steward cita algunos estudios previos relacionados con las saunas y los baños calientes. "En el primer estudio observacional a largo plazo de este tipo, en hombres finlandeses de mediana edad, se descubrió que la frecuencia de los baños de sauna se asociaba con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular mortal. Aquellos que participaron en cuatro a siete sesiones de sauna por semana tuvieron una asombrosa reducción del 50% en el riesgo de enfermedad cardiovascular fatal en comparación con los que asistieron una vez a la semana", dice.

"El mismo estudio también mostró que la asistencia a la sauna se asoció con una disminución significativa en el riesgo de demencia y enfermedad de Alzheimer. No es de extrañar que los finlandeses se refieran a las saunas como 'la farmacia del pobre'", explica.

Ademas, "investigadores de Japón han demostrado que las frecuencias más altas de baños de hidromasaje habituales tienen efectos protectores contra eventos cardiovasculares fatales y no fatales", dice.

Combinar ejercicio y baños

Steward prosigue: "Aunque depende en gran medida de la magnitud del ejercicio y el estímulo de calor, nuestra revisión reciente encontró que tanto el ejercicio como la terapia de calor pueden promover la salud cardiovascular mediante mejoras comparables en el estado físico, la salud de los vasos sanguíneos, la presión arterial y los niveles de glucosa".

"La protección contra las enfermedades cardiovasculares letales aumenta aún más en aquellos que hacen ejercicio regularmente y se bañan con frecuencia en comparación con cualquiera de los dos de forma independiente. Lo que significa que hacer ejercicio y darse un baño caliente es probablemente la mejor opción", añade.

"Personalmente, creo que la perspectiva más emocionante de esta investigación es para las personas que no pueden hacer ejercicio o para quienes les resulta muy difícil comenzar. Cuando alguien no puede hacer ejercicio, la terapia de calor, ya sea en jacuzzis o saunas, podría verse como una 'terapia de entrada' para la participación futura en el ejercicio. Esto se debe a que el calor puede aumentar la aptitud y la capacidad funcional", reflexiona Steward.

"Por lo tanto, también es un método prometedor para quienes sufren dolor durante el ejercicio debido a enfermedades crónicas. Un buen ejemplo es la enfermedad de las arterias periféricas, en la que las arterias de las piernas quedan bloqueadas por depósitos de grasa. Esto provoca una falta de flujo sanguíneo al músculo y un dolor intenso. Debido a que el calentamiento aumenta el flujo sanguíneo, el calor puede tener un potencial terapéutico aquí", concluye el científico británico.

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