La grabación de la docuserie de Rocío Carrasco, el espacio de Telecinco llamado Rocío: Contar la verdad para seguir viva, fue toda una odisea en sí misma, tal y como ha revelado Socialité, que descubrió algunos de los detalles de ese rodaje. 

Grabar a Rocío Carrasco contando sus duras vivencias con su exmarido Antonio David Flores y la relación con sus hijos llevó cuatro semanas, desde el pasado 2 de febrero y llevó diez horas diarias, de nueve de la mañana a siete de la tarde, en las que solo se hacía un parón para comer.

El lugar escogido para esa grabación era secreto y se describió en Socialité como "un búnker". Por fuera, apenas tiene pinta de puerta de garage, fuera del cual los vecinos declararon haber visto fumando a Rocío Carrasco y esperando a su actual marido, Fidel Albiac. 

Era Albiac el que solía llevar la comida para Rocío y el equipo, unas 28 personas y permanecía fuera supuestamente durante las declaraciones de su mujer, para no interferir en las mismas. 

Sí tuvo que intervernir en los momentos más duros. "Revivir la violenta agresión de su hija y los hechos posteriores impacta emocionalmente a Rocío Carrasco hasta tal punto que comienza a faltarle la respiración. Sus pulsaciones se aceleran, Rocío Carrasco se rompe y pierde el control de sus emociones, está sufriendo una crisis de ansiedad, el equipo del programa se asusta y la dirección decide parar la grabación (...) Rocío no puede respirar", se cuenta en Socialité. 

Entonces es Albiac el que trata de calmar a Rocío y el que pide que se acabe la grabación por ese día. No obstante, Rocío Carrasco se repuso y siguieron grabando. 

Tampoco fue casual el vestuario fucsia que la protagonista luce en todas las entregas. Se eligió por la dirección del documental, para "demostrar una actitud de alegría y superación".