ERC se plantea la posibilidad de gobernar en solitario tras expirar el pasado sábado, 1 de mayo, el plazo límite que había marcado a Junts para alcanzar un acuerdo que permitiera la investidura de Pere Aragonès y la formación de un Govern de coalición, aunque todavía no cierra la puerta a los posconvergentes.

ERC y Junts volvieron a reunirse el sábado en la cárcel de Lledoners para intentar llegar a un acuerdo antes de que el próximo 26 de mayo expire el plazo límite para formar Govern y se convoquen, de nuevo, elecciones.

Esta reunión tuvo lugar en la fecha límite que había marcado ERC para alcanzar un pacto con Junts: el 1 de mayo. Si a esta fecha se mantenía la falta de acuerdo, los republicanos podrían comenzar a plantear la posibilidad de que Aragonès fuera investido encabezando un Govern en solitario.

Al finalizar la reunión, sin embargo, ERC valoró el encuentro de forma "positiva" y anunció que pasaría el resto del día analizando la situación, con la previsión de pronunciarse entre el domingo y el lunes sobre los siguientes pasos a dar.

Hasta este encuentro, se había avanzado en aspectos programáticos de las políticas a desplegar y los equipos negociadores habían empezado a abordar la estructura del futuro Govern, pero aún persistían varios desacuerdos, como el papel que debe jugar el Consell per la República.

El pasado 19 de abril, viendo que el acuerdo seguía sin llegar y considerando que "no hay escollos insalvables" que lo impidan, Sergi Sabrià, uno de los principales negociadores de ERC, lanzó un aviso a Junts que fue leído como un ultimátum: si no se cerraba un acuerdo antes del 1 de mayo, habría que "explorar otras alternativas".

De hecho, desde las propias filas de Junts se había planteado la posibilidad de investir a Pere Aragonès y pasar a la oposición si no se alcanzaba un acuerdo de legislatura sólido con ERC. Esta hipótesis implicaría que Aragonès sería investido con los votos de ERC y la CUP -que por ahora se quedaría fuera del Govern- y también con el apoyo de Junts, que se quedaría en la oposición, pero facilitaría la investidura antes de que expire el límite del 26 de mayo, para evitar así una repetición electoral.

Antes de la reunión celebrada el sábado, la presidenta del Parlament, Laura Borràs (Junts), consideró en una entrevista a la ACN que los ultimátums son "presiones" y que "no es lo que más conviene" a la negociación. El día después de que expirase el plazo del 1 de mayo señalado en el calendario por parte de ERC, Borràs defendió que las negociaciones se tienen que basar en la "fortaleza" de los acuerdos y no en la "presión" del calendario.

Según Borràs, el 26 de mayo sí que es un plazo que supone el límite para no ir a unas nuevas elecciones y defendió que se tiene que trabajar en el marco de este calendario. "No hace falta añadir otros límites que ponen más presión y que pueden restar fiabilidad y robustez a un acuerdo que tiene que ser muy sólido y robusto", dijo.

Por su parte, el líder del PSC, Salvador Illa, ha tachado este domingo de "fracaso" que dos partidos que se definen como independentistas no hayan logrado aún un acuerdo, después de que Aragonès pusiera el 1 de mayo como fecha límite para alcanzarlo y ha señalado que hay necesidades "apremiantes" en Cataluña que requieren un Govern en plena capacidad.

"No se puede desprestigiar más la Presidencia de la Generalitat. Los catalanesno nos merecemos esto", ha dicho, y avisó a ERC y a Junts de que, si no pueden pactar, den un paso al lado para que el PSC pueda intentar formar Govern.