María Dueñas: "Leí el 'Quijote' a los 12 o 13 años por imposición y me deslumbró"

  • Su última novela, ‘Sira’, continúa 'El tiempo entre costuras' y está ambientada en Jerusalén, Londres, Madrid y Tánger.
María Dueñas, autora de 'Sira', posa para '20minutos'.
María Dueñas, autora de 'Sira', posa para '20minutos'.
JORGE PARÍS
María Dueñas, autora de 'Sira', posa para '20minutos'.

María Dueñas recupera en Sira (Planeta) a la protagonista de su novela El tiempo entre costuras, uno de sus iconos femeninos. Sira ha evolucionado, recorre cuatro países, es madre y vuelve cambiar de identidad.

¿Un personaje así deja secuelas emocionales? No es difícil desprenderse cuando terminas, porque como el camino ha sido tan largo casi te viene bien un poco de aire fresco. Pero cuando estás conviviendo con ella sí es una relación intensa. Hay días en los que te acuestas pensando en sus escenas y te levantas con lo mismo en la cabeza. Además, al estar escribiendo durante la pandemia, que estábamos muy encerrados, le podías dar más vueltas. No hay secuelas exactamente, pero sí desarrollas una relación de cercanía afectuosa.

La novela es exhaustiva en las descripciones, los hechos históricos... ¿Cuánto le ha costado documentarse? Yo me documento mucho y muy a fondo, pero lo hago con gusto, porque me entretiene y me interesa. Y porque normalmente hago esa trampa al elegir los escenarios y los momentos históricos: son lugares o coyunturas sobre los que me apetece leer e investigar. Eso me lleva normalmente un par de meses, en los que trazo personajes, creo la trama, busco información, hablo con gente, viajo -cuando se podía-... Luego llega el día en el que escribo "Capítulo 1" y arranco.

¿El pasado da más pie al 'glamour' y al misterio? No lo sé, creo que el presente que vivimos también es rico en todo tipo de oportunidades que pueden ser novelescas. Yo retorno al pasado porque barajo distintas opciones para cada uno de los nuevos proyectos y encuentro cosas que me interesan. O porque llevaba tiempo detrás de algo. Opciones no nos faltan.

¿En que se fijará un escritor dentro 70 años? De este año, en la pandemia; supongo que no tardarán en aparecer novelas o ficciones centrados en cómo lo estamos viviendo. Y, probablemente, en cosas que nos parecen supermodernas y que nos ocupan la vida entera: de pronto les parecerán algo antiguo. Las redes sociales de hoy serán como cuando nosotros hablamos ahora de los que iban a la plaza del pueblo, habrá otra cosa que las haya sustituido en las interacciones humanas. Estamos en cambio constante.

maría dueñas

  • Puertollano (Ciudad Real), 1964. Doctora en Filología inglesa. Era profesora de universidad hasta que en 2009 publicó El tiempo entre costuras, que fue un éxito de ventas. En 2013 se convirtió en serie, igual que otra de sus novelas, La Templanza (2015), que se puede ver actualmente en Amazon Prime Video.

Viaja con sus personajes. ¿Es liberador? Me gusta por varias razones: primero, porque normalmente los territorios sobre los que escribo ya los conozco, los revisito en el sentido literal y metafórico. Y me gusta insertar a mis personajes en ellos porque resulta atractivo para los lectores, para sacarlos un poco de su día a día y hacerlos viajar a otros lugares o momentos que les aporten evasión e, incluso, información que desconocían. Como cuando hablo del Mandato Británico de Palestina o de los servicios españoles de la BBC en Londres.

En Sira no solo hay personajes femeninos potentes, también hay pinceladas, observaciones, sobre la situación de las mujeres a finales de los años 40. ¿Un protagonista masculino habría reparado en esas cosas? Probablemente, habría tenido una mirada distinta. Hombres y mujeres tenemos muchas veces miradas diferentes sobre según qué cosas, que no son ni mejores ni peores. Lo noto muchas veces cuando leo a compañeros de oficio, pienso 'esta escena la habría enfocado desde un ángulo distinto', sin cambiar la trama, por mi mirada de mujer. 

¿Le gustaría profundizar más en el tema del espionaje o hay que ser John le Carré para eso? Mi función dentro del espionaje ya está cubierta. En El tiempo entre costuras la colaboración de Sira fue un poco más ortodoxa, dentro de que no eran tareas de alto riesgo -pasaba mensajes de las esposas de los nazis a los británicos-, y aquí ya no es espionaje, son tareas de información. Pero es apasionante, no es un género que quede pasado de moda.

Lo digo porque, aunque esté más trillada, le queda por delante la Guerra Fría. Lo que pasa es que yo quería mostrar ese contexto de fin de la Segunda Guerra Mundial, porque parece que hasta el auge de la Guerra Fría no pasa nada, que el mundo está en paz y solamente pendiente de la reconstrucción; y no es así. Sigue habiendo conflictos por todas partes.

Amazon emite actualmente 'La templanza', basada en una novela de la autora.
Amazon emite actualmente 'La templanza', basada en una novela de la autora.
JORGE PARÍS

Usa la visita de Evita a España para hablar del régimen franquista. ¿No se corre en la ficción el peligro de hacer reduccionismo? Tendemos a hacer reduccionismo cuando las exigencias nos impiden ir a más. Podría haber hablado de cómo vivía la clase media, y lo hago un poco: cuando Sira llega a la casa de Ignacio, su antiguo novio, que ahora trabaja para Gobernación, y dice 'aquí es donde me habría correspondido vivir a mí'. Con los tapetes en los sillones. Pero es verdad que los contrastes siempre son más vistosos y chocantes, por eso hablo del gran salto entre las fiestas y los agasajos exagerados que le ofrecen a Eva Perón y cómo vivía la gente en el Sacromonte. Y quería reflejar también que el franquismo no fue una cosa monolítica a lo largo del tiempo.

¿Qué personajes históricos de la novela le atraen más? Muchos. Por ejemplo, me interesan los del exilio intelectual español en Londres. Hombres, sobre todo, pero también algunas mujeres: catedráticos, juristas, diplomáticos, artistas, gente con una solvencia que de pronto llega a Inglaterra y tiene que cavar zanjas. Están Salvador de Madariaga, Pablo de Azcárate, Luis Cernuda, Ángel Ara.... Y me interesa esa Evita joven que viene a España sin experiencia ni formación y es capaz de elaborar un discurso muy coherente. Y además se pone el mundo por montera, deja Franco plantado durante horas y dice lo que le da la gana.

¿Escribir fue para usted una decisión impulsiva o meditada? Un poco de las dos. Lo decidí estando en EE UU como profesora visitante en una universidad. Por primera vez, tenía una vida mucho más tranquila y empecé sin saber adónde iba a ir y sin pensar en ningún momento que iba a sustituir una profesión por otra. He sido siempre buena lectora, he vivido en el mundo de las humanidades y las letras y he tenido la imaginación ágil; era una cosa más. Pero El tiempo entre costuras, por esas cosas que ocurren en la vida, tuvo un éxito imprevisto y vi que me resultaba complicado llevar las dos cosas en paralelo. Pedí una excedencia que se prolongó. Y ahora supongo que ya no volveré más a la vida académica.

"Si yo no hubiera leído todo lo que he leído en mi vida, probablemente nunca habría empezado a escribir"

¿Para escribir libros de 640 páginas hay que haber leído mucho? Creo que sí. En mi caso, si yo no hubiera leído todo lo que he leído en mi vida, probablemente nunca habría empezado a escribir y no sería capaz de escribir esas historias. Creo que un buen bagaje lector es bastante importante para para un escritor. Siempre hay fenómenos de la naturaleza como Miguel Hernández, que era un hombre de campo, pero son únicos.

¿A qué escritores o títulos suele recurrir? Más que recurrir, los tengo en evocaciones, ni siquiera en la memoria. No es que tenga mala memoria, es que suplanto rápidamente unas cosas por otras. Pero las hay que quedan para siempre: recuerdo la primera vez que leí el Quijote, cómo me deslumbro. Fue por imposición del colegio, tendría 12 o 13 años y ningún interés. Mi padre me dijo 'te va a gustar'. Me entusiasmó. Hay cosas como Cien años de soledad o algunas historias de Dickens que te van dejando un poso en la piel. 

¿Le condiciona al escribir que hayan hecho series de televisión de algunas de sus obras? No, yo me blindo mucho. De hecho, recuerdo que con La templanza me decían en broma los productores de Atresmedia 'podías hacerlos viajar menos para que nos saliera un poco más barata la serie'. Cuando escribo estamos el texto y yo. No pienso si va a ser éxito o si va a haber serie.

¿Le gustaría ponerse uno de esos vestidos sobrios de Sira para pasar más desapercibida? Es que yo paso muy desapercibida. Ahora, como están saliendo fotos y estoy en tele, sé que me va a tocar una temporada en la que, si cojo un tren, estoy en un restaurante o cruzando un semáforo voy a notar que alguien me reconoce. Aunque tampoco paro el tráfico... Pero en este último año, por ejemplo, he ido con normalidad a todas partes. No necesito camuflarme.

La moda es importante en sus novelas. ¿Le interesa ese mundo? Pero, más que por la moda en sí, como reflejo de un tiempo. Cómo cambia, cómo era en tiempos de guerra, mucho más austera, con unos patrones casi militarizados, con unos tejidos más burdos. Y cómo después esa tendencia cambia a una moda, digamos, más femenina en el hecho de marcar más la figura de la mujer. Hay un proyecto de reconstrucción y de buscar un optimismo que tarda en llegar, pero llega, y se refleja faldas con más vuelo, en tacones más altos. Me interesa una dimensión más histórica, sociológica, costumbrista.

"Soy una persona normal y corriente, no tengo para nada conciencia de ser distinta por tener más lectores"

¿Ser una escritora superventas le mantiene en una burbuja? No, estoy absolutamente con los pies en el suelo y atenta a todo. Soy una persona normal y corriente, no tengo para nada conciencia de ser distinta por tener más lectores.

La pandemia ha trastocado al sector, pero la gente está leyendo más. ¿Se mantendrá? Ojalá. Hablándolo con editores, libreros, con gente del sector, está todo el mundo satisfecho con el cierre de año de 2020, que al principio fue catastrófico: librerías cerradas, repartos casi paralizados, libros en los almacenes, etc. Hubo terror. Pero luego ha sido de los sectores menos afectados, por suerte. Y ahora 2021 avanza con buen ritmo. Ojalá se mantenga, también por el valor de la literatura en sí, por seguir reivindicando que en los momentos de crisis es una grandísima compañera.

Sira no es perfecta, pero sí honesta, al menos consigo misma. ¿El lector lo aprecia? Yo creo que sí. El tiempo entre costuras funcionó muy bien, en gran parte, porque los lectores desarrollaron una enorme empatía hacia ella. Mi intención es construir personajes que, en la medida de lo posible, sean como somos los humanos, con nuestras glorias y nuestras miserias, con nuestras incertidumbres y con nuestras dudas, con nuestras flaquezas y fortalezas. Que tengan una carga consistente de humanidad; y eso los lectores lo agradecen. Para superhéroes ya están otros géneros

Después de escribir un libro y hacer la promoción, ¿cómo son las 'vacaciones' del escritor? Este año va a ser todo muy distinto, vamos un poco sobre la marcha. Pero, aunque la promoción intensa vaya pegada al lanzamiento, seguimos haciendo cosas constantemente: vacaciones, vacaciones... raras veces las tenemos. Y luego, yo tengo la mente muy activa en crear ficciones y no tardaré mucho en empezar a hacer bullir ideas nuevas en la cabeza.

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