Cómo escoger el tacón perfecto para que nunca volvamos a ir descalzas con los zapatos en la mano

Llevar tacones puede ser menos incómodo si se sabe cómo.
Llevar tacones puede ser menos incómodo si se sabe cómo.
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Llevar tacones puede ser menos incómodo si se sabe cómo.

A muchas nos ha pasado que, después de comprarnos unos zapatos de tacón preciosos, cuando decidimos ponérnoslos por primera vez al final acabamos yendo descalzas por la calle con ellos en la mano. A partir de ese momento quedan relegados a la categoría de "zapatos preciosos que sólo me puedo poner si voy a estar casi todo el tiempo sentada".

Cuando esto nos suele pasar a menudo, en seguida pensamos que este tipo de calzado no es para nosotras y nos damos por vencidas aunque nos guste mucho su estética, pero ¿y si el problema no somos nosotras, sino que no hemos escogido bien el tipo de tacón?

No, no estamos hablando de apartar los tacones de aguja y sustituirlos por unas cuñas, sino de escoger estratégicamente el tacón para poder llevarlo mucho más tiempo y despedirnos de llevar las "bailarinas de emergencia" dentro del bolso gracias a esta pequeña guía.

La importancia de la base

Ya sabemos que cualquier zapato con plataforma va a ser mucho más cómodo que los que no la tienen ya que nos quitan bastantes centímetros de inclinación, por lo que el peso está más repartido a lo largo del pie. Sin embargo, hay otro truco que quizás no conocíamos.

La orientación de la punta es muy importante para determinar si el zapato va a ser más cómodo o no. Cuanto más hacia arriba esté mirando la punta, más peso vamos a cargar en los metatarsos, mientras que si la punta está lo más plana posible, va a ser mucho más confortable y menos doloroso.

El ángulo del tacón

Cuanto más recto sea el tacón, más inclinación vamos a tener en el talón y, por lo tanto, van a ser más incómodos. Lo mejor es optar por unos zapatos con un tacón al estilo Louis Vuitton, es decir, que tengan una ligera  inclinación hacia fuera, creando una pequeña plataforma arriba, para que el talón vaya más recto.

No importa el tamaño, importa el grosor

Da igual que el tacón sea más largo o más corto, porque si es extremadamente fino —como el ya conocido tacón de aguja— más peso vamos a cargar en la parte delantera del pie y más fuerza vamos a necesitar para mantener la estabilidad. Por otro lado, cuanto más ancho sea el tacón, más estabilidad vamos a tener y más cómodo se nos va a hacer caminar.

La sujeción es clave

Si el zapato va atado al tobillo o tiene un buen contrafuerte, va a ser más confortable ya que el pie va mas sujeto y nos dará más firmeza al andar, mientras que si es tipo sandalia, con el talón sin sujeción, más nos va a costar mantener el equilibrio.

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