Una campaña arqueológica en el Castillo de Berga ha dejado a cuerpo descubierto once esqueletos humanos de época medieval, en un lugar donde antiguamente había un espacio de entierros de la antigua iglesia de Santa Eulàlia. El hallazgo se ha hecho durante la retirada del vaso de la piscina que había habido en este castillo, cuando a mediados del siglo XX acogía el hotel Mesón del Castillo. 

También han aparecido nuevos vestigios del templo y un pozo de agua. Las obras, impulsadas por el Consejo Comarcal del Berguedà, quieren recuperar el pasado medieval del espacio, donde había habido la sede del ente comarcal, eliminando las modificaciones que se han ido haciendo con el paso de los años.

Los once esqueletos han aparecido en un espacio de suelo de cuatro m², situado en el oeste de la iglesia. En concreto, estos trabajos han permitido documentar un total de 11 cuerpos inhumados y no se descarta que haya más. 

Según los expertos, "estos individuos formarían parte de la 'sagrera' situada junto a la iglesia de Santa Eulàlia desde el siglo XI, como mínimo, en el siglo XVI, cuando era la parroquia de Berga". La 'sagrera' era un espacio sagrado donde se podían enterrar los habitantes de la Berga medieval. Además, los arqueólogos también han podido documentar dos cuerpos más bajo la zona del cuartel carlista.

Por otro lado, también ha aparecido un pozo de agua, situado en el oeste de la iglesia y centrado en el patio de armas del Castillo. Los expertos creen que podría haberse abandonado a inicios del siglo XVIII.

También se han podido delimitar y documentar las escaleras de acceso a la iglesia de Santa Eulàlia así como una rampa para entrar a la misma iglesia, "cuando esta es incorporada como una estructura de vivienda para la tropa dentro de la fortificación moderna", señalan los expertos. Todas estas estructuras también se sitúan en el oeste de la iglesia.

Una campaña para llegar al nivel medieval

Estas obras forman parte de la primera fase de intervenciones arqueológicas en el Castillo de Berga de los últimos años. Han consistido en derribar y extraer el vaso de la vieja piscina que estaba tapada con cemento así como también sacar tierra hasta llegar al yacimiento arqueológico para hacer nuevas excavaciones. Se han retirado tierras acumuladas por anteriores excavaciones, situadas al este del polvorín y encima del antiguo baluarte conocido con el nombre de Lengua de Serpiente. Asimismo, se ha derribado el muro que unía el baluarte de la antigua iglesia con el de sostenimiento de la plaza del Castillo.

Una vez retirado el vaso de la piscina, se han extraído las tierras acumuladas durante el siglo XX que sirvieron para terraplenar todo el espacio al este y al sur de la piscina, también tierras situadas en el oeste y en el sur de la antigua iglesia de San Eulàlia de Berga que antiguamente se levantaba en el ámbito del Castell. Estas tierras tenían un grosor de unos 80 centímetros, en la banda oeste, que a su vez cubría un nivel de terraplenado medieval, con restos óseos datados, aproximadamente, entre los siglos XII y XIII que ya se conocían de otras intervenciones. También se retiró el muro y la barandilla de hierro forjado perimetral que delimitaba el recinto.

El árbol de Gernika se plantará en un nuevo lugar

Dentro de las actuaciones realizadas también se ha trasladado el árbol de Gernika que en 1992 se plantó en el Castell. Fue un regalo de la delegación vasca en la capital berguedana para simbolizar el hermanamiento entre las dos ciudades. El árbol se ha llevado a un vivero para que se rehaga y, posteriormente, se volverá a plantar en un lugar aún por determinar.

Los trabajos han costado 52.175 euros y lo ha asumido el Consejo Comarcal del Berguedà con una ayuda de la Oficina de Apoyo a la Iniciativa Cultural de Generalitat de Catalunya y también del Plan de Obras y Servicios de Cataluña 2020-2024. El movimiento de tierras ha ido a cargo de la empresa Arpa Pirineos y la excavación arqueológica la ha hecho la empresa ATICS. El Castillo de Berga es un Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN).