El gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, derogó hoy la pena de muerte y convirtió a su estado en el número 15 de los 50 de este país que abandona el castigo capital.
La ley firmada por Richardson sustituye el castigo por la condena a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
La decisión más difícil
"Ésta ha sido la decisión más difícil de mi carrera política", dijo Richardson en Santa Fe, la capital del estado, después de convertir en ley el proyecto de abolición.
Hasta ahora Richardson, que aspiró a la presidencia de EEUU, se había mostrado partidario del castigo. Sin embargo, señaló que ahora no confiaba "en un sistema de justicia criminal que es el árbitro final cuando se trata de decidir quién vive y quién muere".
Aunque la pena de muerte todavía cuenta con el respaldo de la mayoría del país según las últimas encuestas, en los últimos años la aplicación del castigo ha sido criticada por errores en los procesos contra los condenados, así como por denuncias por una presunta ineptitud de los abogados defensores.
Ejecutadas 1.156 personas
La decisión fue aplaudida por La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), que señaló que debería ser un ejemplo para otros estados.
El castigo fue restablecido en 1976 por el Tribunal Supremo y desde entonces han sido ejecutados 1.156 condenados, según cifras del Centro de Información sobre la Pena de Muerte (CIPM).
El último ejecutado en Nuevo México fue el asesino de niños Terry Clark, en 2001.
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