Un matrimonio británico con cáncer terminal se quita la vida en una clínica suiza

  • Ingirieron sendas sobredosis de barbitúricos.
  • En Suiza quien colabora en un suicidio sólo puede ser interrogado.
  • En Inglaterra y Gales, es un crimen punible.
  • ENCUESTA: ¿Estás a favor de la eutanasia?
Peter Duff. (THE TIMES)
Peter Duff. (THE TIMES)
THE TIMES
Peter Duff. (THE TIMES)
Un matrimonio británico cuyos dos miembros sufrían
cáncer se ha quitado la vida en una
clínica suiza especializada en suicidios asistidos, según informó la propia hija de la pareja. Peter y Penny Duff son los primeros británicos que
se suicidan en la clínica
Dignitas desde que el Juez Presidente inglés (Lord Chief Justice) dio a entender que
no se procesaría a quienes ayudasen a una persona con una
enfermedad terminal a viajar al extranjero para suicidarse.  

Duff, de 80 años, presidente ejecutivo del Concurso Internacional de Vinos y Espirituosos, y su esposa, de 70, se quitaron la vida, al parecer con ayuda ajena, el viernes pasado tras ingerir sendas sobredosis de barbitúricos. La hija del matrimonio, Helena Conibear, citada hoy por el diario The Times, elogió a sus padres y dijo que de momento no podía tratar de lo sucedido por "problemas legales".

Conibear no quiso revelar si la pareja había sido acompañada a la clínica de Zúrich por algún familiar. Edward Leigh, ex secretario de Estado con los conservadores, criticó el hecho de que por un lado las leyes británicas prohibieran colaborar en un suicidio y por otro el tribunal de apelaciones dictaminara que no se perseguiría judicialmente a una persona si prestaba ese tipo de ayuda en un país extranjero.

Asistencia

Según la legislación suiza, quien colabora en un suicidio sólo puede ser interrogado por las autoridades a fin de determinarse si hubo o no delito. Sin embargo, en Inglaterra y Gales, prestar asistencia a un suicida es un crimen punible con un máximo de catorce años de cárcel. Pero hasta ahora ningún británico que ha acompañado a algún pariente a la clínica de Zúrich ha sido procesado.

En 2003, otra pareja británica se quitó la vida en esa clínica suiza aunque no se trataba de enfermos terminales. Ambos tenían más de cincuenta años, el marido sufría epilepsia y su esposa, esclerosis múltiple. Mientras tanto, según The Times, el Consejo General Médico ha advertido que se puede suspender a cualquier miembro de la profesión que se niegue a atender el deseo de un paciente de no ver prolongada artificialmente su vida. Según sus nuevas recomendaciones, si un paciente ha expresado de modo explícito el deseo de que se le retire el equipo correspondiente, el médico debe actuar en consecuencia.

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