Alice Keppel, la antepasada de Camilla de Cornualles que también fue la amante de un rey

Camilla Parker Bowles durante el Día del Armisticio de 2020.
Camilla Parker Bowles durante el Día del Armisticio de 2020.
GTRES
Camilla Parker Bowles durante el Día del Armisticio de 2020.

Ni que decir tiene que a día de hoy nadie duda de la relación entre Camilla Parker Bowles y el príncipe Carlos de Inglaterra, pero durante mucho tiempo fue objeto de habladurías y de rupturas, sobre todo por las palabras de Lady Di que tanto revuelo causaron -aquella celebrada entrevista en la BBC que hoy en día está siendo investigada- y que ahora vuelven a estar en boga por la cuarta temporada de la serie The Crown.

Es curioso que la ficción de Netflix de la que nadie quiere oír hablar en el Palacio de Buckingham sea a su vez una de las que no se pierde la duquesa de Cornualles "con una copa de vino" cuando su papel es obviamente el de amante del hijo de Isabel II, algo que hizo que hubiese reticencias en la institución monárquica durante muchos años a su nombre.

Y quizá fuera porque no hacía tanto que había ocurrido algo parecido y, para más inri, se trataba de una socialité británica, también casada como Camilla (y con tres hijos), que se convirtió en la relación extramarital del entonces rey Eduardo VII, bisabuelo del príncipe Carlos.

La historia, como apuntan desde Vanitatis, se repite de forma cíclica, y en este caso hay varias similitudes entre ambas historias a las que separa alrededor de un siglo. No por nada Camilla Parker Bowles utilizó este pretexto para que surgiera la chispa entre ella y el padre de los príncipes Guillermo y Harry.

"Mi bisabuela fue amante de tu bisabuelo", le comentó con sorna a principios de la década de 1970, dado que, como años más tarde revelaría la artista Imogen Taylor en una biografía que escribió sobre la también duquesa de Rothesay y condesa de Chester, es un dato que "ella siempre lo estaba sacando a colación, como si fuera su talismán".

Hay que decir que Eduardo VII del Reino Unido fue muy prolífico en cuanto a affaires y se calcula que tuvo más de 50 amantes (estuvo casado desde que tenía 21 años y ella 18 con Alejandra de Dinamarca), pero entre tantos nombres de mujeres como las actrices Lillie Langtry y Sarah Bernhardt; lady Randolph Churchill (madre de sir Winston Churchill), la condesa de Warwick, Daisy Greville; o la prostituta Giulia Barucci, es Alice Keppel quien con el tiempo más fama ha adquirido.

Alice Frederica Edmonstone, su nombre de soltera, nació en 1868 en Woolwich, un distrito de Londres al sur del río Támesis ya que su padre, Sir William Edmonstone, era barón y almirante de la Marina Real. Era la hermana más pequeña. Ni que decir tiene que su familia era de alto rango.

Cuando tenía 23 años, en 1981, contrajo matrimonio con un oficial del ejército británico, George Keppel, también hijo del séptimo conde de Albemarle, con el que tuvo dos hijas, Violet y Sonia, siendo esta última a quien llamaría muchos años después abuela Camilla de Cornualles.

Es en 1898 cuando, dada su enorme belleza, conquista al futuro monarca, que ascendería al poder, tres años más tarde, el 22 de enero de 1901, y lo sería hasta su muerte, acaecida el 6 de mayo de 1910. Cuando se conocen y comienzan su relación, Eduardo VII tiene 56 años y ella está a punto de cumplir 30.

Algo más que reseñable de esta historia no es solo que la reina Alejandra supiese de todos los idilios de su marido, sino que tanto ella como el cuarto en discordia, George Keppel, supieron sacarle provecho a la situación aprovechando que los escarceos del rey eran de sobra conocidos en la corte y entre el pueblo y que Alice se había convertido en su favorita.

En el caso del oficial Keppel, se vio agasajado (o sobornado o agradecido, como cada uno guste de entenderlo) por el rey con un puesto mayor y mejor remunerado, así como se benefició sin reservas de las acciones que su esposa había recibido del soberano y que tenían un enorme valor.

Por su parte, la reina Alejandra estaba mucho más a gusto con esta nueva amante de su esposo porque la anterior parece ser que era mucho menos discreta y hasta dejó que se convirtiera en la persona de confianza del rey porque era capaz de calmar al monarca cuando se volvía errático en sus comportamientos y porque era ella la encargada de aconsejar a este cuando tenía que hacerle regalos a su esposa. Un win/win de toda la vida.

Es cierto que, una vez fallecido el rey, Alejandra no quiso darle un sitio en la corte (las formas ante todo) y tuvo que retirarse en 1925, que tampoco es moco de pavo, con su familia a una villa en Florencia, la Villa dell´Ombrellino. Lo típico. De hecho esta época, durante una visita a Italia en 2017 -ahora tiene 73 años- aún era recordada con mucho cariño por Camilla de Cornualles: "Ahora está en manos privadas y toda tapiada. Es una tragedia, siento que debería comenzar una campaña para comprarla de nuevo. Era un lugar magnífico".

Como anécdota, en diciembre de 1936, cuando menos de un año después de ascender al trono Eduardo VIII decidió abdicar para casarse con una plebeya, Wallis Simpson, lo que daría pie a que ascendiese al trono su hermano pequeño, Jorge VI (padre de Isabel II), Alice Keppel, ya anciana, se dice que declaró: "En mis tiempos las cosas se hacían mucho mejor".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento