Uno de los aceites faciales más conocidos es sin duda el de árbol de té, y es que no es de extrañar después de lo milagroso que puede resultar cuando cae en manos de personas que sufren acné.

Sus propiedades antifungicas, antiviricas y antibacterianas le hacen perfecto para tratar los brotes de espinillas de los más jóvenes, pero también es ideal para aquellos que estamos lidiando ahora con el maskné.

Al ser antimicrobiano, elimina y reduce el crecimiento de bacterias y microorganismos en nuestra piel. Si además tenemos en cuenta que ayuda a reducir las inflamaciones de los granitos, se trata del el aliado que todos queremos tener en nuestra batalla contra el acné.

Según un estudio publicado por el Departamento de Dermatología de Camperdown (New South Wales, Australia), el aceite de árbol de té actúa igual que el peróxido de benzoílo, uno de los componentes más habituales y recomendados para tratar el acné, ya que es capaz de acabar con las manchas, marcas y cicatrices de la piel provocadas por esta afección.

Pero no solo pueden adorarlo las pieles acnéicas, también se benefician mucho de él las sensibles, ya que su poder calmante también va relacionado con sus propiedades para tratar los granitos, aliviando las inflamaciones y disminuyendo las rojeces provocadas por el acné. Por lo que si nos hemos pasado con la exfoliación, un tónico de árbol de te nos ayudará a calmar la irritación.

Otro de los aspectos a resaltar de este ingrediente es que ayuda a equilibrar el pH de la piel, por eso es perfecto para limpiar, tratar y calmar la piel, encontrándolo así en multitud de formatos, desde limpiadoras a tónicos, sérums y cremas.