La historia tras la icónica imagen de la polio en Perú

Luis Fermín Tenorio Cortez, última víctima de polio en el continente americano, junto al doctor Zapata y su abuela adoptiva.
Luis Fermín Tenorio Cortez, última víctima de polio en el continente americano, junto al doctor Zapata y su abuela adoptiva.
OPS
Luis Fermín Tenorio Cortez, última víctima de polio en el continente americano, junto al doctor Zapata y su abuela adoptiva.

Toda imagen tiene su historia detrás. La icónica fotografía tomada en 1991 que retrata a la perfección la lucha contra la polio en Perú no cuenta todo lo vivido hace casi 30 años en el país latinoamericano, consumido por la enfermedad y por los movimientos subversivos.

Los protagonistas son Luis Fermín Tenorio Cortezúltima víctima de poliomielitis en el continente americano, el doctor Roger Zapata, que desempeñó un papel fundamental en la batalla contra el virus en el país, y la abuela adoptiva de Luis Fermín del pequeño.

Sin saberlo, aquel niño, que hoy tiene 32 años, jugó un papel fundamental en la victoria de Latinoamérica frente a la polio, una "enfermedad altamente contagiosa" que puede provocar "síntomas similares a los de la gripe", "parálisis permanente en piernas o brazos" y, aunque es poco común, "atacar partes del cerebro que ayudan a respirar", según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

El doctor Zapata llegó a Pichanaki en agosto de 1991, con el objetivo de confirmar el caso de polio de Tenorio Cortez. En ese entonces trabajaba en el Ministerio de Salud peruano y estaba inmerso en uno de los grupos conformados por la OPS, en colaboración con la Organización Mundial de la Salud y la organización Rotary International, para localizar casos de polio y hacer campañas masivas de vacunación para erradicar por completo la enfermedad.

No fue una tarea fácil, pues el contexto armado en el que se encontraban y el desconocimiento sobre el virus llevaba a los padres de los afectados a esconder a sus hijos para que no se les vacunara. "En los primeros años de las jornadas de vacunación los padres escondían a sus niños para que no fueran vacunados y solo cambiaron cuando los rotarios hicimos la labor de convencimiento en lugares, principalmente de la sierra y selva del Perú", explicó Gustavo Gross, líder de Rotary.

Tenorio Cortez fue uno de esos niños. Había recibido la primera vacuna, pero cuando llegó la hora de que recibiera la segunda dosis de las tres necesarias, su madre adoptiva tuvo miedo y no dejó a los sanitarios acceder a su casa. Joaquín Delgado, uno de los enfermeros encargados de esta tarea en la zona, cuenta que "había mucha desconfianza" por los movimientos subversivos.

"Cuando lo vimos, Luis Fermín tenía aproximadamente dos años y cuatro meses. Tenía dificultades motoras en ambos miembros. Según nos contó su mamá adoptiva, el niño había sido abandonado cuando era bebé", recuerda Zapata. Una vez diagnosticado, el joven recibió ayuda de Rotary y de Gross, que se hizo cargo de su educación.

Se trasladó a Lima, donde permaneció durante 15 años antes de volver a Pichanaki. Luis Fermín sigue en contacto con Gross y todos los miembros de la organización. "Al señor Gross lo quiero como un padre, como el padre que nunca tuve", asegura. Sobre la enfermedad, Tenorio Cortez explica que "cuando uno es niño no le da tanta importancia, piensa en jugar. De adulto es diferente".

"Desde hace unos años me duele el pie cuando camino. Me canso, no puedo caminar correctamente ni correr, y eso me incomoda", narra. Y añade que "me fastidia no poder hacer lo que hacen otras personas".

Pero, ¿por qué su caso fue clave para acabar con la enfermedad en Perú? Antes de ser diagnosticado, no se habían registrado casos de polio en la región. La duda sobre cómo había llegado entonces el virus a la región llevó a los investigadores a centrarse en la zona central del país.

Descubrieron que familias enteras se desplazaban desde el norte para trabajar en la cosecha de café. Para acabar con la enfermedad "se decidió entonces hacer una vacunación que se llamó barrido sanitario, que comprendió a todos los distritos de la zona norte y centro del país. Ya después de eso nunca más tuvimos casos. Creo que dimos en el clavo", explica Zapata.

"Creo que al final Luis Fermín, lamentablemente con un costo muy alto para su persona, nos permitió terminar con las vacunaciones, nos hizo reflexionar más sobre el comportamiento del virus y darnos cuenta de qué estaba ocurriendo", afirma el pediatra.

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