Finalmente, la Fiscalía ha pedido que el hombre sea condenado a 10 años de prisión y que se le imponga la prohibición de acercarse a menos de 500 metros o comunicarse con la víctima por un período de seis años. También que se le decreten otros seis años de libertad vigilada tras su salida de la cárcel.

La acusación particular se ha adherido a esta petición de condena hecha por el representante del Ministerio Público.

Por su parte, el abogado de la defensa ha pedido la libre absolución de su cliente al entender que los hechos de los que le acusan "no han sido probados".

VERSIONES CONTRADICTORIAS

En la vista oral se han escuchado dos versiones contradictorias. Por un lado, el acusado ha negado los hechos, al igual que hizo desde el principio de la investigación. Este hombre ya había sido condenado anteriormente en conformidad por una agresión sexual a otra mujer.

La mujer ha declarado a puerta cerrada, así como detrás un biombo para no enfrentarse cara a cara con el que fuera su pareja sentimental.

En su informe final, Fiscalía ratifica que los hechos se remontan al 18 de noviembre de 2018, cuando la pareja se encontraba ante un bar donde protagonizaron una "fuerte discusión" y, según el testimonio de la mujer, él la golpeó, agarrándola del pelo y arañándole la cara.

Posteriormente, cuando ambos se encontraban en el domicilio que compartían con la madre y el hermano del acusado, iniciaron nuevamente una discusión a raíz de la intención de la mujer de abandonar la vivienda.

El acusado la habría agarrado por el cuello y apretado antes de forzarla a mantener relaciones sexuales atándola por las manos. El fiscal considera que esta declaración es "persistente y verosímil" y que la mujer carece de "un móvil de resentimiento o de otra índole".

LESIONES COMPATIBLES CON EL RELATO

Durante el juicio el hombre negó la agresión, aseguró que su expareja se "autolesionó" y reconoció haber mantenido relaciones sexuales consentidas pero el día anterior al supuesto ataque. Su madre y su hermano declararon a su favor negando la agresión por parte del acusado.

Las forenses han señalado que las lesiones que presentaba la mujer eran "compatibles" con su relato de los hechos aunque han puntualizado que "no se puede descartar" que se las hubiese autoinflingido aunque esto les parece "bastante raro".

La mujer era víctima de malos tratos por parte de una pareja anterior con la que había tenido tres hijos y era objeto de seguimiento por la Guardia Civil al ser un caso de riesgo y tener en vigor una orden de alejamiento. Fue en una de esas visitas rutinarias de comprobación cuando aprovechó para denunciar estos hechos.