Cataluña, del autonomismo a un sentimiento independentista que fractura la sociedad catalana

  • La sentencia del Constitucional contra el Estatut de Catalunya en 2010 fue el primer paso para la eclosión del independentismo. 
  • En octubre de 2017, el movimiento constitucionalista rompe el silencio para llenar también las calles de Barcelona.
  • Cataluña afronta unas nuevas elecciones el 14 de febrero de 2021, si la pandemia lo permite. 
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Dos jóvenes con una estelada y una bandera española juntos durante la huelga del 3 de octubre de 2017.
Dos jóvenes con una estelada y una bandera española juntos durante la huelga del 3 de octubre de 2017.
ACN
Dos jóvenes con una estelada y una bandera española juntos durante la huelga del 3 de octubre de 2017.

El principal cambio que ha experimentado Cataluña durante estos 20 años es el aumento del sentimiento independentista, que ha pasado de un escaso 15% en el año 2000; alcanzando el 17% en el Parlament el año 2003, y a querer alcanzar -y también superar- el 50% en 2020. ¿Qué ha pasado en este tiempo?

Entre los años 2000 y 2003 se producen dos hechos importantísimos en la historia política de Cataluña: el primero es la mayoría absoluta del PP de José María Aznar el 12 de marzo del 2000, lo que le permitiría gobernar sin el apoyo de Convergència i Unió; y el segundo son las elecciones catalanas del 16 de noviembre de 2003, cuando se pone fin a 23 años de pujolismo en Cataluña, y el socialista Pasqual Maragall se convierte en presidente de la Generalitat gracias al Pacte del Tinell que reunió a los partidos de izquierdas catalanes (PSC, ERC e Iniciativa per Catalunya-Verds). 

A partir de aquí se generó un clima suficientemente crispado dentro de Cataluña, pero también entre el Gobierno central y el Govern, incapaz de sostener lo que vendría después. Así, el 8 de abril de 2006, en pleno proceso de aprobación de un nuevo Estatut de Catalunya, el entonces presidente de la Comisión Constitucional del Congreso, el socialista Alfonso Guerra, declaró que este órgano se había “cepillado” el Estatut catalán “como un carpintero”. Unas declaraciones que cayeron como jarro de agua fría sobre el Tripartito y el mismo presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall. 

El debate y referéndum del Estatut de Catalunya rompió el Govern -con el cese de los consejeros de ERC-, y tensó aún más las relaciones con España cuando en julio de 2006 el Partido Popular presentó ante el Tribunal Constitucional un recurso contra recién estrenado Estatut. El exdiputado del PSC, historiador y escritor, Joan Ferran, recuerda este episodio como "un tiempo de radicalización en el que los extremos se alimentaban los unos a los otros".

Añade otro aspecto temporal el politólogo y profesor de Ciencia Política de la UAB y la UB, Oriol Bartomeus, quien afirma categóricamente que la crisis de 2008 "da la puntilla al modelo político, económico y social mundial que surgió en 1968. El sistema revienta. Sin la crisis del 2008 no habría movimiento independentista, sin la crisis de 2008 no existiría Podemos, sin la crisis de 2008 no existiría Vox", asegura. 

El sentimiento independentista empieza a cuajar a partir de 2010, con la sentencia del Tribunal Constitucional que recortaba el Estatut aprobado por el Parlament

El sentimiento independentista empieza a cuajar a partir de 2010, con la sentencia del TC que recortaba el Estatut aprobado por el Parlament, y a la que la sociedad catalana respondió con la primera manifestación masiva en la que participó el president de la Generalitat, José Montilla. Según el politólogo Oriol Bartomeus, "el cambio se ha producido en los últimos 10 años. El independentismo hasta el año 2010 rondaba el 20% de apoyos. La eclosión del independentismo es relativamente nueva", afirma.

A partir de ese momento, la relación entre el gobierno de España y el de Cataluña se tensa hasta que llega el rechazo del gobierno de Mariano Rajoy al pacto fiscal, que fue la promesa electoral de Artur Mas, y fue cuando el entonces presidente de la Generalitat abrazó claramente el independentismo. Mas adelantó las elecciones, que escenificó como plebiscitarias, y que según recuerda Joan Ferran "tiene consecuencias en la política catalana. Implican la ruptura de Convergència i Unió, la marcha de los disidentes del PSC, y Cataluña entra en la dinámica de convocar elecciones cada dos años".  

Uno de los motivos de esta espiral electoral en Cataluña, es según Oriol Bartomeus, la necesidad de cambio: "Hasta el año 2012 los partidos políticos en Cataluña son los mismos que los de 1980. Son 32 años de continuidad. A partir del 2012, en cada elección hay partidos diferentes, los nombres, los logos,... Porque nuestra sociedad está basada en la novedad, Nos carga lo que conocemos y nos dedicamos a cambiar las cosas" expone el experto en comportamiento electorales. 

A partir de 2012 empezaron las grandes manifestaciones independentistas de la Diada del 11 de septiembre

Paralelamente, a partir de 2012 empezaron las grandes manifestaciones independentistas de la Diada y en 2014, en una especie de ensayo del 1-O, se celebró la consulta del 9-N. Una iniciativa que supuso la inhabilitación de Artur Mas en 2017 por desobedecer al Tribunal Constitucional.

La gran participación en la consulta del 9-N y las movilizaciones independentistas inflaron las expectativas de los independentistas hasta que el punto que CiU y ERC se presentaron a unas nuevas elecciones en 2015 como JuntsxSí con la esperanza de romper el ansiado techo del 50% de voto independentista, que todavía desea alcanzar el independentismo en las próximas elecciones de 2021.   

Los momentos de máxima tensión en Cataluña se producen en los meses de septiembre y octubre de 2017 con la aprobación de las leyes que permitieron convocar del referéndum ilegal del 1-O, las cargas policiales durante la celebración de la consulta, la Declaración Unitaleral de Independencia (DUI), y el encarcelamiento del gobierno de Carles Puigdemont, que reside en Bélgica para esquivar a la justicia española. En esos días, los constitucionalistas rompen su silencio y deciden llenar las calles para reivindicar que en Cataluña no solo hay independentistas, y que se sienten "catalanes y españoles". Societat Civil Catalana consigue llenar el centro de Barcelona en una manifestación bajo el lema: '¡Basta! Recuperemos la sensatez'.

Pero ¿por qué se produce ese efecto casi hipnotizador del independentismo?

El historiador y exdiputado Joan Ferran argumenta que el movimiento independentista "no hace política sobre un programa político, si no sobre el sentimiento, la emoción. El independentismo ha tenido la capacidad de emocionar a muchísima gente que no estaba ni siquiera interesada por la política y que en un momento determinado siente que siendo independientes estaríamos mejor" Añade que es "el hilo conductor de todos los nacionalismos, no solo del catalán, es el sentimental. Un hilo emotivo que es muy estomacal y poco racional y que es lo que da fuerza al independentismo".

Para el politólogo y profesor de Ciencia Política de la UAB y UB, Oriol Bartomeus, "el independentismo es la revolución de las clases medias y una revuelta en lógica radical en cierto punto. Hay una revolución de los pensionistas, el independentismo se apoya en parte en la gente mayor. Los pensionistas han decidido hacer la revolución, es una cosa nueva, tienes un segmento social que históricamente aporta estabilidad al sistema y ahora se ha ido por la cosa loca del anti-establishment".

"El independentismo es la revolución de las clases medias", Oriol Bartomeus

Con la mirada puesta en las elecciones catalanas de 2021, que si la pandemia lo permite serán el 14 de febrero, el debate continuará girando entorno al encaje de Cataluña en España, la independencia, el diálogo... entrará el concepto de la amnistía o bien el indulto a los políticos presos... . 

El independentismo llega a estos comicios muy divido y el constitucionalismo con la necesidad de transmitir un mensaje que movilice a su electorado. Según apunta Joan Ferran, "el constitucionalismo no trasmite los sentimientos ni las emociones del independentismo sí. El constitucionalismo es frío, se basa en respetar la ley, las reformas son a tres o cuatro años por los procesos constitucionales... en cambio la ruptura que proclama el independentismo es inmediata y es emocional. Además tiene una mística simbólica que son las banderas, la apelación al pasado, una reinterpretación de la historia sesgada,... Además del papel que han jugado los medios de comunicación, sobre todo la televisión pública, Tv3". 

En opinión de Oriol Bartomeus durante la campaña electoral de 2021 "tendremos lo mismo, más la pandemia" y asegura que "si alguien se piensa que estas elecciones no irán sobre la cosa (independencia), se equivoca. Hasta Vox hablará de la cosa". Y pronostica que "no veo a ninguno de los actores implicados en el 'tema' incentivos para abandonar la lógica independentista, que seguirá definiendo el eje de la bronca política". 

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