Manuela Velasco cumple 45 años: orgullosa de su apellido, con un Goya y sin planes de boda

  • La actriz lleva 18 años junto a su pareja, Rafa Castejón.
La actriz Manuela Velasco
La actriz Manuela Velasco.
JORGE PARÍS
La actriz Manuela Velasco

Quizá para algunos siga siendo la sobrina de Concha Velasco, pero ya no es tanto la comidilla como lo fue en sus inicios, porque no solo ha portado orgullosa el apellido, sino que Manuela Velasco ha labrado su propia carrera, y su vida personal, con pies de plomo. Y solo hay que hacer un pequeño repaso para darse cuenta de que todo ha parecido una magnífica estrategia inesperada hasta asentarse como una de las personalidades más célebres del país a sus recién cumplidos, este pasado viernes, 45 años.

Criada en las calles de Madrid (aunque nació en Vigo), Manuela Velasco sabía que intentar abrirse hueco en el mundo de la interpretación podía tener dos vertientes: o no conseguirlo y ser siempre 'la sobrina de' o conseguirlo y que hablaran de enchufismo. Así que optó por estudiar otra de sus pasiones, Historia del Arte.

"Estudié Historia del Arte y no sabría decantarme por un artista. Me conmueven Cézanne, Caravaggio o Manrique. Tengo obras de Marina Anaya, su trabajo me hace sentir bien", confesó a la revista AD sobre lo que estuvo a punto de ser su profesión (así como la decoración de interiores, disciplina que le encanta).

Sin embargo, la interpretación corría por sus venas... y por su cabeza. Manuela no olvidaba que, siendo apenas una niña de 11 años, debutó por todo lo alto en el séptimo arte convirtiéndose en chica Almodóvar, pues trabajó con el director manchego en La ley del deseo.

"Estudié Historia del Arte y luego me convertí en actriz y estudié Arte Dramático. ¿Podía haber sido otra cosa? No lo sé, pero yo lo llevaba dentro. Recuerdo que de pequeña iba al teatro y me veía todas las funciones de mi tía, todos los ensayos, me encantaba el olor del teatro, me gustaba estar en el patio de butacas, pero también en el escenario. Cuando dije que quería dedicarme a ser actriz de forma profesional hasta mi madre me dijo: 'Manuela, hija, ya era hora'", le confesó recientemente al periódico Noticias de Navarra.

Pero el camino no fue rápido, porque lo fácil hubiese sido tirar de apellido, y sin embargo su carrera comenzó fogueándose en papeles episódicos en series como Médico de familia, A las once en casa, El comisario o Manos a la obra o presentando programas como Los 40 principales en Canal+ del 2000 al 2005 hasta que le llegó un golpe de suerte a modo de telenovela.

En Géminis, venganza de amor, la joven actriz consiguió un papel regular como secundaria apareciendo en alrededor de 200 episodios, lo que le dio la suficiente confianza para abrazar el que sería su primer papel protagónico absoluto: enfrentándose a los zombies de la cinta de culto [REC].

Su personaje de Ángela Vidal en esta cinta found footage de Paco Plaza y Jaume Balagueró hizo que su nombre resonara en la ceremonia de los Goya como ganadora del cabezón a Mejor actriz revelación. Repetiría en dos de las tres secuelas (REC 2 y REC 4: Apocalipsis).

Desde entonces, y aunque ha participado en cintas de directores como Jose Luis Garci o Fernando Colomo, su nombre ha estado ligado a la pequeña pantalla, disfrutando de grandes personajes en series como Águila roja, La chica de ayer, Doctor Mateo o, sobre todo, Aída, Velvet y Amar es para siempre.

De hecho, compaginaba el rodaje de esta serie con la obra de teatro Ricardo III, de Shakespeare, cuando llegó la pandemia de coronavirus, que a ella además le pilló en México. Eso sí, ya sabe que podrá seguir trabajando en ambas producciones ahora que se ha retomado, a gran escala, una nueva normalidad.

"Para mí era fundamental volver a los escenarios. [El teatro] Es una catarsis. Sales del escenario y se te ha curado todo, se te ha pasado el cansancio aunque tengas que irte a casa corriendo porque sabes que solo tienes cuatro horas para dormir y para estudiar lo que al día siguiente te toque hacer en televisión. El escenario me enloquece, me fascina. Tengo que decir que la productora, aún sabiendo que mi personaje tiene mucho volumen de trabajo, ha entendido la situación. Les dije que tenía este compromiso y la gira que se avecinaba y no pusieron ningún problema. Voy a poder hacer las dos cosas. No quería dejar Ricardo III, porque mi alma y mi corazón están con el teatro. Soy feliz y me siento afortunada de tener trabajo en los dos medios", le confesó a Noticias de Navarra.

El largo amor

Durante todo este tiempo, por supuesto, ha estado a su lado Rafa Castejón. Se conocieron en 2002, trabajando en una serie, aunque es cierto que la carrera del actor ha estado más ligada a la Compañía Nacional de Teatro Clásico (sin ir más lejos, el año pasado recibió muy buenas críticas gracias a la obra El castigo sin venganza).

A pesar de llevar 18 años juntos, eso sí, no se plantean pasar por el altar, tal y como la propia intérprete reconoció en una entrevista al diario ABC a finales de 2016: "Nunca he soñado con casarme y no tengo planes. Lo de la maternidad sí, pero la boda no me atrae para nada".

Lo cierto es que desde entonces tanto Manuela Velasco como Rafa Castejón (hijo de los actores Rafael Castejón y Pepa Rosado, que fallecieron con apenas un mes de diferencia en 2014) han intentado convertirse en padre y madre, pero la propia actriz le reconoció a EuropaPress que debido a su trabajo ha ido aparcando la maternidad y que cuando saltó el reloj biológico no lo consiguieron.

No solo eso, sino que del propio trabajo había sufrido tal estrés que este le provocó un desajuste hormonal que hacía prácticamente imposible la fecundación de forma tradicional. Aunque nunca descartaron públicamente la posibilidad de recibir ayuda para hacerlo in vitro, desde 2018, cuando habló sobre dicha posibilidad, no se ha vuelto a saber nada.

Y es que, a pesar de que a sus 45 años Manuela Velasco ya no depende de su apellido, le encanta cerrar herméticamente y a su gusto su vida privada, de ahí que sea tan complicado que comparta junto a su pareja alfombras rojas o eventos. Además, claro, de que ya no le importa que cuando se escribe sobre ella nombren a su tía.

"Al principio no me gustaba generar más curiosidad y atención por mis raíces familiares que por mi trabajo. Siempre me preguntaban: '¿Qué consejos te ha dado [Concha Velasco]?'. Pero para mí es un orgullo y ojalá herede algo de esa energía y capacidad de trabajo", ha llegado a confesar.

Manuela Velasco y Rafa Castejón pasean (2015).
Manuela Velasco y Rafa Castejón pasean (2015).
URM / GTRES
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