Kiriusha es un pastor alemán cuyos dueños le administraron una inyección con veneno letal para acabar con su vida puesto que el animal "sufría una enfermedad incurable". Para sorpresa de todos, el can sobrevivió y salió de su tumba para regresar con los dueños.

Lo ocurrido en la pequeña ciudad al noroeste de Rusia parece de película. El suero supuestamente letal que recibió Kiriusha solamente le dejó inconsciente y despertó tiempo más tarde enterrado en una tumba improvisada en el bosque. Salió de ella y se dirigió a la carretera para buscar el camino de vuelta a casa, donde un conductor se paró a socorrerle al ver al animal exhausto.

“Vi a un perro caminando lentamente por la carretera. Pasados 20 kilómetros, me di la vuelta y fui tras él. Cuando lo alcancé, el perro estaba tirado a un lado de la carretera, agotado”, explica Olya, el conductor, en unas declaraciones recogidas en La Vanguardia. El hombre aseguró que Kiriusha se durmió en los asientos traseros y que tenía "ese semblante que parecía que ya no esperaba nada de la vida".

Olya llevó al animal a un refugio, donde le atendieron y publicaron su historia en Vkontakte (el Facebook ruso). Se hizo viral y los propios dueños respondieron, alegando que el perro sufría una enfermedad letal e incurable. Sin embargo, los veterinarios aseguraron tras un examen que Kiriusha apenas tenía una artritis leve y no ninguna patología grave que justificara su sacrificio.

La organización del refugio ha decidido no continuar con la investigación y tampoco devolver al perro a sus antiguos dueños. Actualmente se encuentra en un proceso de readopción buscando otra familia tras haber sobrevivido en un auténtico milagro.