Instagram es la red social oficial del ego. Todo el mundo busca subir las fotos en las que sale más favorecidos, de la playa paradisiaca en la que están para que los demás les envidien, e incluso buscan ángulos y poses imposibles para que su cuerpo se vea de una forma totalmente diferente, mucho más estilizado.

Ahora, con los filtros que tiene la aplicación que cambian totalmente las facciones de la cara cómo si hubiésemos pasado por quirófano, pueden salir a la luz complejos que antes ni se nos hubieran pasado por la cabeza. Una de las afectadas ha sido la influencer Verónica Sánchez (@oh.mamiblue), que ha decidido dejar de usar estos filtros porque afectaban gravemente a su autoestima.

Lo más buscado en este momento son los foxy eyes, un efecto que levanta, alarga y rasga la mirada, cuya embajadora es Bella Hadid. Casi todos los filtros más usados dan este resultado, además de afilar la nariz y agrandar los labios.

Fuera de las pantallas de los móviles, este efecto puede conseguirse con maquillaje, pero para algunos esto no es suficiente y se someten a cirugías estéticas para conseguirlo.

Esta gran demanda ha provocado que muchas clínicas hayan incorporado este procedimiento a su catálogo. Esta intervención de hilos tensores que tradicionalmente se hacían las mujeres de mediana edad cuyo párpado se estaba cayendo, se ha incrementado en las mujeres de entre 20 y 35 años.

Lo que se consigue con estos hilos es levantar la cola de la ceja y la parte lateral del ojo, dando un aspecto rasgado y parecido a las miradas orientales.

Actualmente Instagram resulta muy perjudicial para muchas personas, que ven minada su autoestima y crean nuevos arquetipos de belleza totalmente irreales y fuera del alcance de cualquier persona. La red social es conocedora de este problema y aunque en 2019 anunció que iba a prohibir los filtros con efecto de cirugías plásticas, todavía no han tomado cartas sobre el asunto.