Susana Sánchez, MIR en el hospital Gregorio Marañón de Madrid : "Nos da muchísimo miedo cometer un error"

Susana Sánchez, MIR de tercer año en el Gregorio Marañón
Susana Sánchez, MIR de tercer año en el Gregorio Marañón
Jorge París
Susana Sánchez, MIR de tercer año en el Gregorio Marañón

Susana Sánchez tiene 26 años y es una de los más de 5.000 Médicos Residentes Interinos (MIR) de la Comunidad de Madrid que desde mediados de este mes mantienen una huelga indefinida para mejorar sus condiciones laborales. Lleva tres años de residencia en el hospital Gregorio Marañón de la capital, donde se está especializando en Medicina Interna -la atención de pacientes ingresados en hospitales-. Su corta pero intensa experiencia profesional hasta la fecha le ha dejado claro sus fallos pueden afectar de forma grave a la salud de los pacientes. 

"Somos algo más que estudiantes", sentencia Sánchez. "Somos el primer filtro del paciente y no siempre eres capaz de identificar si una persona está muy grave o no. Para eso hace falta mucha práctica y experiencia de la que aún carecemos", asegura esta médico residente de tercer año, quien critica la falta de supervisión que existe sobre todo en los grandes hospitales, donde los conocen con el apelativo de “residependientes” en alusión a su peso e importancia en la plantilla. De hecho, en Madrid, los MIR representan el 37% de la plantilla de los hospitales públicos madrileños: 4.279 efectivos.

"Las guardias las llevamos casi solos. El 80% de los residente no están  supervisados de manera habitual por médicos adjuntos. En la mayoría de los casos firmamos nosotros el alta de los pacientes bajo nuestra responsabilidad. Ya ha habido sentencias condenatorias a residentes por cometer errores que han provocado la muerte del paciente", recalca Sánchez. "Nos da muchísimo miedo cometer un error. La mayoría son leves pero se podrían evitar con supervisión". 

A esta falta de control por parte de los galenos con más experiencia, hay que sumar otro de los principales problemas con los que se encuentran frecuentemente los MIR madrileños: la falta de descanso después de hacer guardias de 24 horas. "No poder librar después de trabajar 24 horas se traduce en que estás atendiendo durante siete horas más a pacientes en unas condiciones que no son las adecuadas y que tienes más posibilidades de cometer errores", asegura esta futura internista, crítica también con el salario. 

"El salario base son unos 1.000 euros que van subiendo en los años posteriores. A esto hay que añadir la jornada complementaria, que son las guardias que hacemos de 24 o 17 horas. Cobramos 10,85 euros por hora. SI haces tres guardias al mes, en el mejor de los casos, puedes completar el sueldo pero si no haces ninguna te quedas solo con 1.000 euros", explica. Una mano de obra que le sale barata a la administración para la responsabilidad que tienen frente a los pacientes. "La población tiene poca conciencia de la cantidad de trabajo que tenemos los residentes", sentencia Sánchez. 

Protesta del colectivo MIR en València
Protesta del colectivo MIR en València
EUROPA PRESS

Protestas en Madrid y Valencia...y posiblemente en Cataluña

Los problemas con los que convive Susana Sánchez en su día a día son muy similares a los de los miles de médicos residentes que hay en España. Este martes, los MIR de la Comunidad Valenciana fueron los últimos en ir a la huelga. 

Esta nueva movilización se suma a las protestas convocadas y la huelga indefinida que mantiene el colectivo en la Comunidad de Madrid y que posiblemente se extiendan a otros puntos de la geografía española, como Cataluña, donde esperan respuesta a una carta enviada a la gerencia del Instituto Catalán de la Salud (ICS) y la Consejería de Salud. 

En ella han reclamado mejoras en sus condiciones laborales, como respetar el descanso semanal de 36 horas seguidas o aumentar el precio de hora de guardia, y han advertido que si no obtienen una respuesta satisfactoria iniciarán una huelga indefinida.

En Madrid, las movilizaciones comenzaron el 13 de julio y se van a producir cada lunes hasta que haya solución a un "problema que viene de años". El comité de huelga celebró el pasado viernes su última reunión con la Consejería de Sanidad, tras la que constató "un avance insuficiente" en las negociaciones.

En este encuentro, Sanidad ofreció un aumento del precio de la guardia, pero menor que lo que pide el colectivo. Además, se puso sobre la mesa la creación de un complemento anual de productividad que, según los médicos, no acaba con su situación de precariedad.

Para el sindicato médico Amyts, quedan varios puntos determinantes por tratar, como la recuperación de la parte de la paga extra perdida en 2010, mejorar los descansos -que haya una cama para residente-, la ayuda al alquiler, los trienios, la recuperación del abono de transporte para personal laboral que existía hasta 2018, el complemento de formación o el complemento mensual. En la mesa de negociación, tampoco se ha hablado de la jornada laboral de 35 horas semanales, ni de la proporción de adjuntos por residentes -piden que haya una proporción de uno a cuatro-, ni de la formación del residente.

El Gobierno madrileño dice que le faltan competencias

El consejero de Sanidad de la Comunidad, Enrique Ruiz Escudero, ha afirmado que sigue dispuesto a negociar con los MIR, siempre que sea "dentro de su ámbito competencial". Según Escudero, "el mayor grueso de esas reivindicaciones entran dentro de un convenio colectivo en el que la Comunidad de Madrid no tiene capacidad para poder negociar, puesto que se revisan cuestiones formativas o cuestiones referentes a la remuneración de estos médicos internos residentes".

Sheila Justo, responsable del Sector Médicos Jóvenes y MIR de Amyts, asegura que en estos momentos está "todo parado" a la espera de que Sanidad mueva ficha y sostiene que sus reivindicaciones se ajustan a las competencias que tiene la Comunidad de Madrid. "No sé por qué ha dicho eso el consejero cuando no es verdad", precisa. 

Y critica al Gobierno regional por establecer unos servicios mínimos del 100% en la huelga para las guardias: "Se han amparado en una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Navarra cuando el Tribunal Supremo ya había dicho antes que no se pueden designar servicios mínimos. Ha habido cuatro huelgas similares antes y nunca se había hecho. Estamos esperando a la cautelarísima". 

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