El motivo, rubio y joven, de la separación de Enrique Ponce y Paloma Cuevas

  • Aunque no han firmado los papeles del divorcio, ambas partes coinciden en que la reconciliación es improbable.
Paloma Cuevas y Enrique Ponce.
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GTRES
Paloma Cuevas y Enrique Ponce.
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Es la noticia del verano. La separación, tras casi veinticinco años casados, de Enrique Ponce y Paloma Cuevas -publicada en exclusiva por Semana- ha conmocionado a la opinión pública. Una información que algunos conocíamos desde hace semanas pero que el matrimonio se había encargado de desmentir de forma reiterada.

Tras hacerse pública la separación, Paloma enjuga sus lágrimas en una de las fincas familiares mientras se pregunta el porqué de su fracaso. Lleva meses buscando la manera de recomponer un matrimonio que lleva roto desde hace mucho tiempo. Hace unos meses, Cuevas fue consciente de la retirada de un material fotográfico de su marido en compañía de otra mujer. 

Unas fotos que fueron principio de una cascada de situaciones que, en absoluto, encajan con sus marcados valores tradicionales. A pesar de que aquella vez Ponce y Cuevas pudieron sortear el escándalo con un despliegue mediático interno muy potente, esta vez no ha habido protección posible.

Al descubrir lo que la verdad esconde, Paloma rompió a llorar. Y desde entonces no ha parado. Rota, muy confusa y descangallá, sabe que ni siquiera el perdón exigido puede ser dique de contención en una relación a la deriva. Aunque no han firmado los papeles del divorcio, ambas partes coinciden en que la reconciliación es, a todas luces, improbable. Sobre todo porque él ya habría encontrado una nueva ilusión. Una pasión joven, rubia, de aspecto señorial y de economía familiar acomodada a la que habría conocido a través de las redes sociales y con la que pretendería mantener una relación con todas las garantías.

Una conquista taurina que empieza con polémica y clandestinidad, que ya ha privatizado redes sociales y borrado fotos estrictamente personales. La diferencia de edad (ella supera por poco los 20 años y él tiene 48) y los futuros planes de uno y otra no parecen ser motivo suficiente para impedir que, otra vez más, el amor pueda con todo.

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