El objetivo de Carmen (y del sindicato UGT, que la ha representado) era que fuera readmitida en su puesto de trabajo como moza de almacén en la empresa textil Cotesa, pero la compañía se negó a reincorporarla.
El caso es que Carmen denunció que, durante un año, sufrió los insultos y vejaciones de compañeros y directivos de la empresa, según ella, para que lo dejara. Se empezaron a producir en agosto de 2007, cuando se sometió a una operación de cambio de sexo. Ella llevaba cuatro años trabajando en la empresa y asegura que sufrió mobbing laboral, ya que la obligaban a hacer tareas que no eran propias de su puesto, como limpiar los lavabos.
Meses después, según su relato, fue despedida de forma disciplinaria, alegando la empresa como motivo las continuas discusiones y disputas con los compañeros de trabajo. Según Carmen, independientemente de su cambio de sexo, continuaba teniendo la misma experiencia y capacidad profesional. Tras ser despedida sufrió una depresión. Ayer, Gina Serra (la primera en ganar un caso de transfobia laboral) tuvo el apoyo de otros transexuales.
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