La ilustración que acompaña a este texto rememora un hecho que quedó grabado en la memoria de millones de españoles en 2007: la captura del Solitario. De modos inusuales y cuidadísima facha, este atracador astuto –hasta que un día dejó de serlo– quitó muchas horas de sueño a dos cuerpos policiales durante 14 años, nada menos.
Un sencillo cartel de "Se busca", de los de papel, lo colocó en todas partes. Llegó a ser, se podría decir, viral. Concienzudo y temido, sus golpes dejaron un rastro de tres cadáveres y varios heridos, sin embargo, varios de los presos que hoy se cruzan con él "no saben quién es". El personaje que fue Jaime Giménez Arbe se ha desvanecido.
El escritor Lorenzo Silva (54) y el periodista Manuel Marlasca (52) han rescatado ahora su peculiar historia en El Solitario (Random Comics), un libro que Cristóbal Fortúnez ha enriquecido hasta el detalle con sus dibujos y en el que el criminal madrileño, a pesar de todo, es solo "el McGuffin", es decir, un mero recurso. "Nos interesan más otros personajes", comenta Silva a 20minutos, "por ejemplo, las víctimas, siempre olvidadas".
Se refiere a los guardias civiles Juan Antonio Palmero y José Antonio Vidal, asesinados por Giménez en Castejón (Navarra), o al policía Manuel Ferrandis, muerto por fuego amigo en un tiroteo cruzado en La Vall d’Uixó (Castellón). Pero también habla de "esa pobre señora" a la que un desconocido encañona con un calibre 45 en un banco. Nadie se acuerda de ellos, añade.
lorenzo silva
- Madrid, 1966. Escritor.
El punto de partida, así, estaba claro. Ninguno de los dos autores, bregados en temas de delincuencia –Silva fue abogado y Marlasca está especializado en sucesos–, sentía fascinación por el Solitario, dicen. "No padecemos el síndrome de Stendhal del Joker, como yo le llamaría ahora", apunta el escritor, la gente ve a Joker y queda flipada. A Marlasca, en todo caso, sí le llama la atención después de tanto tiempo la "ambición mal entendida" de Giménez, que pensara que todo aquello que había planeado le "podía salir bien".
"Se sentía muy a gusto y muy cómodo bajo los focos", recuerda el periodista. Ahí están para la posteridad las fotos de reseña que le realizaron en la comisaría de Coímbra (Portugal) con el pulgar hacia arriba, un teatro que mantuvo incluso "durante los juicios", en los que se declaró "expropiador y anarquista".
El atracador, de 64 años, lleva entre rejas "casi el mismo tiempo" que pasó asaltando bancos y no saldrá, como mínimo, hasta que cumpla la edad de 70. Cayó por el chivatazo inesperado de un confidente, pero también por sus propios errores. Algunos, garrafales. "El final del libro es una oda a la negligencia criminal", asegura Silva.
manuel marlasca
- Madrid, 1967. Periodista.
El Solitario pasó de ser un escrupuloso urdidor de robos a un temerario y descuidado pistolero, que se atrevió a actuar en el pudiente barrio de La Moraleja de Madrid, "que es casi un plató", o que conservó todos sus croquis y hasta el DNI de una víctima del primer atraco que cometió por su cuenta, en la localidad de Viveiro (Lugo), en 1994. Los "delirios de grandeza".
Su caso es especial: se le atribuyen 36 golpes en total. Ya no se ven casos así. "Se siguen produciendo atracos", observa Silva, "pero es verdad que quizá trascienden menos, quizá les prestamos menos atención". Para Marlasca, de hecho, los atracadores de bancos "probablemente sean el producto nacional más genuino dentro del mundo del crimen". Explica que su perfil hoy en día es muy concreto y que la Guardia Civil los llama "los quebrantaos"; pasan de los 60 años, ya lo han hecho antes, han estado bastante tiempo en prisión, manejan armas –como Giménez– y "no tienen nada que perder". Cita, como ejemplos, al Mortadelo y a Camacho Chacón. Casi todos están encerrados en la prisión de Aranjuez.
Desde que El Solitario comenzó a actuar –le dio tiempo a volverse "un anacrónico", según Silva–, las cosas han cambiado mucho. Ya no hay pesetas ni tanto metálico fresco en las sucursales –él llegó a llevarse 111.110 euros de una vez en una oficina bancaria de Calasparra (Murcia)– y la Policía y la Guardia Civil, además, trabajan juntas de otra manera.
En el libro queda bien reflejada la rivalidad "pública y notoria" entre ambos cuerpos, "ocurre en todas partes", dice Silva, "lo que sí es cierto es que en esos tiempos no había mecanismos de coordinación que impidieran que esa rivalidad generara desastres como el de The Looming Tower", comenta citando la famosa serie de Amazon Prime, que cuenta cómo el FBI y la CIA se torpedearon mutuamente antes de los atentados terroristas del 11-S.
Precisamente, la ficción policial es algo que también pone de acuerdo al escritor y al periodista. "The Wire", dicen casi al unísono cuando se les pide una serie favorita. "La mejor de la historia". De su creador, David Simon, recomiendan a la entrevistadora –y Silva, que lo tiene a mano, lo enseña enseguida a través de Zoom– el libro Homicidio, "maravilloso".
El podio de producciones televisivas predilectas lo completan las británicas Line of Duty, Broadchurch y Happy Valley. Y "la segunda temporada de The Bridge". Nada de "barroquismo" o "ficción morrocotuda", advierten. Se conocen desde hace 18 años, se admiran y saben que volverán a trabajar juntos. Amenazan con ello. "Cuando Pedro Sánchez nos suelte", ríen.
El lanzamiento de El Solitario estaba previsto para marzo, pero la pandemia trastocó los planes. También los del hampa: "Se quedaron sin dinero", explica Silva, "y en ciudades fantasma no se podían camuflar". El índice de criminalidad cayó. Pero aquello duró mes y medio y las farmacias, siempre abiertas, se volvieron objetivo. En mayo, la Guardia Civil acabó con una banda que las atracaba en Madrid y Toledo
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