Al acto, que se prolongó durante casi una hora, asistieron diversos representantes políticos y ciudadanos, que tuvieron que llevar mascarilla y respetar las distancias de seguridad, sentados en los bancos dejando un espacio libre entre personas. Entre los presentes estuvieron el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo; el presidente del Parlamento de Galicia, Miguel Santalices; el delegado del Gobierno en Galicia, Javier Losada; el secretario general del PSdeG, Gonzalo Caballero; y el alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo.

En su homilía, que pronunció sin mascarilla, Julián Barrio trasladó su "recuerdo afectuoso" a los afectados por la COVID-19 o por otra enfermedad y envió su afecto a los familiares de los fallecidos, "arrancados" del lado de sus allegados por "este torrente de muerte" que "sorprendió" a la sociedad. "Desde el primer momento estuvimos a vuestro lado, compartiendo vuestro dolor", afirmó.

"Nuestros difuntos no son un número más de frías estadísticas", manifestó y destacó que la misa funeral permite rezar comunitariamente por los 619 fallecidos que, por el momento, registra Galicia. "Tampoco en esta encrucijada", dijo, "la Iglesia estuvo ausente".

Barrio agradeció al personal sanitario, a los religiosos que trabajan en los hospitales, a quienes tuvieron que "tomar decisiones en la vida pública", a quienes garantizaron los servicios sociales, a los voluntarios, a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y a "tantas otras personas que no escatimaron esfuerzos, hasta perder incluso su vida".

"Las campanas tocan hoy por ellos -los fallecidos-, a quienes no olvidamos, pero también llaman nuestra atención por los que viven angustiados por las consecuencias sociales de esta pandemia, en esta crisis humanitaria", finalizó.

El acto religioso se celebró a continuación de un solemne acto institucional organizado por la Xunta en memoria de los fallecidos en Galicia a consecuencia de la enfermedad provocada por el SARS-CoV-19.