El hambre agudiza el ingenio. Nunca mejor dicho hablando de pintxos y en época de crisis. Los saben muy bien los hosteleros de Bilbao, una ciudad donde el pintxo se cotiza más caro que la bebida, al contrario que en muchas otras ciudades. Su última ocurrencia, los pintxos en oferta, como si de las rebajas de enero se tratara.

Los ejemplos se extienden poco a poco por la ciudad. En la Plaza Nueva, centro neurálgico de la cocina en miniatura bilbaína, un bar regala una cazuelita a la cuadrilla que pida seis consumiciones. A su lado, otro conocido local  ha decidido instaurar el día del pintxo y rebajar el precio de tan preciado bocado, entre el lunes y el miércoles, jornadas en las que, por lo general, la clientela baja.

Y no sólo en bares del Casco Viejo, donde el pintxo es fundamental para hacer caja. En Bolueta, sin ir más lejos, un bar ofrece un pintxo a 70 céntimos, la mitad de precio de uno normal. Le han denominado, cómo no, Pintxo Crisis.

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