La que parecía la eterna aventura en el crucero Costa Deliziosa, llega a su fin. Hoy ha llegado al puerto de Barcelona la nave, en la que había 168 españoles y otros pasajeros de muchos países. Partieron en el mes de enero con la idea de una vuelta al mundo, pero tras la pandemia del Covid-19, no habían podido atracar en tierra desde el pasado 14 de marzo.

El puerto de Barcelona ha sido el escenario del final de esta historia. Tras una autorización del Ministerio de Sanidad, y como así lo confirma el comunicado del gobierno, los españoles podrán ahora regresar a sus domicilios. También otros europeos, a los que se les ofrecerán diversas posibilidades para volver, también a sus hogares. El resto del pasaje continuará hasta Génova.

Una pandemia vista desde el mar

La aventura a bordo del crucero comenzaba el día 5 de enero para los casi 2.000 pasajeros que se disponían a disfrutar de unas vacaciones en altar mar. Junto a ellos, 900 miembros de tripulación. El 14 de marzo, con el estallido del confinamiento en muchos países, se veían atrapados en el barco sin poder realizar el recorrido pertinente.

El 22 de marzo se encontraban por el Océano Índico, sin saber muy bien cuál sería su destino final ni la siguiente parada. Así lo expresaba uno de los pasajeros en un mensaje de Twitter.

Continuaron después por las Islas Mauricio, Reunión, prosiguieron hasta Omán... Todo para paradas técnicas o médicas -por diversos asuntos-, ninguna para bajarse del barco. Algunas de las personas dentro del crucero escribían estos días que entendían la decisión de no dejarles desembarcar, debido a la avanzada edad de muchos de los que se encontraban en el Costa Deliziosa.

Los españoles a bordo publicaban en sus redes sociales las curiosidades a lo largo de estos días. El día del padre, el 19 de marzo, que para todos fue, sin duda, diferente este año, ellos también lo celebraron con el balanceo de las olas. Los españoles aprovecharon, incluso, para hacer un vídeo con fotografías agradeciendo el apoyo y explicando que "estaban bien" a pesar de la situación. Y también se sucedieron los cumpleaños, claro. Y sesiones de cine. Todo, al ritmo de la plenitud y tranquilidad -sacudida- de alta mar.

Días después los pasajeros galos pedían a las autoridades que se les dejase desembarcar de forma segura en el país. Las instituciones francesas negaron el desembarco de estas personas.

La empresa del crucero, Costa Croisières, agradecía así a las autoridades españolas la colaboración para hacer posible la llegada a tierra: "Agradecemos a las autoridades españolas, al Ministerio de Transportes italiano, a la Guarda Costera y a todas las autoridades locales implicadas, la colaboración constructiva que se inició en los últimos días, permitiendo el regreso del Costa Deliziosa, pasajeros y tripulantes".

Pero, finalmente, esta historia acaba hoy. En sus páginas, seguro que hay escritas anécdotas dulces y otras no tanto. El salitre del mar se habrá unido a lo salado de las lágrimas en muchas ocasiones. Pero hoy ya ponen los pies sobre el asfalto de Barcelona para tomar rumbo a sus casas. Otros pasajeros continúan el periplo hasta Italia, seguro que con el deseo de ver los atardeceres desde la ventana de casa.