"Buenas noches, cabrones"

  • Así saludó Enrique Bunbury ayer en su enfurecido y brillante concierto de presentación del último disco Helville de Luxe .
  • Los cinco discos en solitario del artista nutrieron las más de dos horas de un directo que dejó muy claro que él es una estrella de la música.
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La defensa de Bunbury quedó ayer absolutamente clara: es un verdadero artista, un rockero que va más allá de la simple garra para agarrarse fuerte a una furia profunda y verdadera, una voz que desgarra y obliga a escuchar todos sus himnos con corte de poema, una estrella que lo sabe y lo demuestra hasta con la camisa (roja con estrellas negras).Polémicas aparte, plagios u omisiones de poetas, Bunbury se subió ayer al escenario del Palacio de los Deportes y se lo comió desde el minuto uno y desde el

inesperado saludo "Buenas noches, cabrones" hasta dos horas y media después, cuando tras dos bises, volvió a salir ante el reclamo apasionado del público.

Botellín en mano se sentó en un taburete y terminó el concierto del modo en el que sus amigos le habían recomendado que no lo hiciera. "Un experimento madrileño" dijo el músico, que una vez más logró sorprender no recurriendo a las esperadas canciones, y regalándonos la Canción cruel con una intensidad que arrancó las lágrimas de algunos de los devotos seguidores del prodigioso Bunbury.Sin necesidad de asegurarse ningún éxito fácil cantando a Héroes del Silencio (ni una sola canción sonó ayer),

el público tuvo de sobra con sus cinco discos en solitario. No faltaron
El extranjero, El rescate, Bujías de dolor y
Me calaste hondo. Sin embargo se echó de menos la canción de
Alicia expulsada del país de las maravillas.

Espectáculo del mejor fue lo que la ex estrella de Héroes del Silencio ofreció ayer, demostrando lo que es y lo que en un directo hace un verdadero artista. Sin ninguna duda, Bunbury ayer caló hondo.

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